Que cada padre de un niño en el vientre materno apoye amorosamente a la madre de su hijo al acoger una nueva vida.

 

INVOCACIONES

Padre nuestro, 3 Ave Marías, Gloria…

 

REFLEXIÓN

La paternidad tiene su origen en Dios, quien eligió revelarse como Padre nuestro, enviando a su único Hijo por nuestra salvación. Por lo tanto, los padres tienen una función exclusiva y especial “revelando y reviviendo en la tierra la misma paternidad de Dios” (Familiaris consortio 25). 

Los padres están llamados a exhibir una “generosa responsabilidad por la vida concebida junto al corazón de la madre” (FC 25). A ellos se les encomienda la protección y la defensa de la madre y del niño para, de esta manera, proteger la santidad de la vida humana.

Como es evidente en nuestro mundo de hoy, el papel del padre tiene “una importancia única e insustituible” (FC 25). A menudo, una mujer elige el aborto porque no tiene el apoyo del padre del niño o, lo que es peor, el padre del niño la presiona para que decida abortar. Al mismo tiempo, es importante reconocer con compasión que los hombres pueden también sentirse abrumados por un embarazo inesperado y que la sociedad cada vez más les dice que no deben tener voz en la vida de sus hijos. Ante estos falsos mensajes, oramos para que los padres de niños en el vientre materno encuentren valor en el ejemplo de san José, quien adoptó el papel de padre en medio de circunstancias difíciles, y ofrezcan un apoyo amoroso y afirmador de la vida a las madres de sus hijos.

 

ACTOS DE REPARACIÓN

Reza una decena del rosario por todos los padres de niños en el vientre materno, para que, por su intercesión, Nuestra Señora inspire en ellos las virtudes de san José.

 

ORACIÓN

Padre celestial, gracias
por el preciado don de la vida.

Ayúdanos a valorar y proteger
este don, incluso si hay temor,
dolor y sufrimiento.

Danos amor por todas
las personas, en especial los más
vulnerables, y ayúdanos a dar
testimonio de la verdad
que toda vida merece vivir.

Concédenos la humildad de
aceptar ayuda si la necesitamos,
y enséñanos a ser misericordiosos
con todos.

Que otros encuentren
por nuestras palabras y acciones,
el abrazo de Tu misericordia.

Te lo pedimos por Cristo,
nuestro Señor.

Amén.