Noveno día
La oración a san Miguel Arcángel
Por la señal de la Santa Cruz +
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial:
San Miguel Arcángel, ruega por todos nosotros. Protégenos de todos los peligros del cuerpo y del alma. Ayúdanos en nuestras necesidades diarias. Que a través de tu poderosa intercesión, podamos vivir una vida santa, una muerte feliz y alcanzar el cielo, donde podamos alabar y amar a Dios contigo por toda la eternidad. Amén.
Lectura bíblica del noveno día:
“Porque a la señal dada por la voz del arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo”.
(1 Tesalonicenses 4, 16).
Reflexión:
En 1884, el Papa León XIII, tuvo una visión muy fea. Después de celebrar la eucaristía. Estando en la capilla privada del Vaticano, de pronto se detuvo al pie del altar y quedó sumido en una realidad que solo él veía. Su rostro que tenía impresión de horror e impacto, se fue palideciendo. De repente se incorporó y se fue a su estudio privado. Luego, llamó a su secretario y le entregó una hoja de papel, ordenándole que la imprimiera y la enviara a todos los obispos del mundo. ¿Cuál era su contenido? La ardiente invocación al Príncipe de la Milicia Celestial y la imploración a Dios para que arrojara a Satanás al infierno. Que se rezara con los fieles al final de la misa, junto con la súplica a la Santísima Virgen:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes; y tú, Príncipe de la Milicia Celestial arroja al infierno con el poder divino a Satanás y a los otros espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Pedir la gracia que se desea alcanzar de san Miguel Arcángel en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final:
Señor Nuestro, Jesucristo, dígnate santificarnos con una bendición siempre nueva y concédenos, por la intercesión de san Miguel Arcángel, la sabiduría que nos enseñe a procurarnos tesoros para el cielo y a cambiar los bienes de la tierra por los de la eternidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén +