Señor, extraño la partida de mi _________ [ser querido] que me ha dejado un gran vacío en mi corazón y que no siento que haya nada que lo llene por ahora; por eso vengo a ti y por fe te entrego mi dolor y tristeza. Dios mío te entrego a mi _________ [ser querido], creyendo que tú le has recibido y está en un lugar seguro donde felizmente descansa.

Ahora deseo que tú, Señor, cambies mi tristeza en agradecimiento por el tiempo que le diste de vida y ayúdame a no olvidarme ni dejar de valorar a los que hoy aun están conmigo.

Creo que la muerte no nos podrá separar porque un día estaremos juntos de nuevo. Tú nos has prometido vida eterna y ¡así lo creo!

 

¡Jesús, en ti confío!
Shalom.