El Papa reza ante la tumba de San Francisco: el mundo busca señales de esperanza

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León XIV ha llegado a Asís, donde este jueves 20 de noviembre se reúne con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) congregados para la 81ª Asamblea General.

ESNE/Vatican News

“Es una bendición poder venir hoy a este lugar sagrado. Estamos cerca de los 800 años de la muerte de San Francisco, lo que nos da la oportunidad de prepararnos para celebrar a este gran, humilde y pobre Santo, mientras el mundo busca señales de esperanza”. Estas han sido las primeras palabras públicas que el Papa León XIV ha pronunciado en Asís, ante la tumba de San Francisco, primera parada de su visita a la ciudad de Umbría, donde hoy, 20 de noviembre, se encuentra con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana, en la conclusión de la 81.ª Asamblea General.

La llegada a Asís

El Pontífice llegó esta mañana en helicóptero, aterrizando después de las 8:00 en el estadio de Bastia Umbra. Desde allí, se trasladó en coche a la ciudad del Poverello, tierra de arte, historia, cultura, devoción y destino de millones de peregrinos, incluyendo a veinte Pontífices que la han visitado a lo largo de los siglos. Destaca, sobre todo, el Papa Francisco, quien firmó aquí en 2020 la encíclica Fratelli tutti.

Estaban presentes en la entrada de la Basílica el presidente de la CEI, el cardenal Matteo Zuppi, y el custodio del Sacro Convento, fray Marco Moroni, quienes, junto con otros frailes, acompañaron al Sucesor de Pedro a la cripta, iluminada por la lámpara votiva, alimentada con el aceite donado este año por la Región de Abruzos, en la que está grabado un verso del Paraíso de Dante: “No es sino un rayo de su luz”. Un homenaje que llega cerca de las celebraciones de los 800 años de la muerte del frailecillo, con la exposición de sus restos.

La oración ante la tumba del Poverello

Allí, frente a esos antiguos muros de piedra que custodian el cuerpo del santo directamente bajo el altar mayor de la Basílica, hubo un momento íntimo, de silencio y recogimiento. Luego, algunas palabras, difundidas al exterior con los altavoces, para reiterar el mensaje de esperanza que esta pequeña pero gran figura sigue difundiendo en la Iglesia y en el mundo, incluso después de siglos.