Día 1

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Evangelio Lc 5, 1-11
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.

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El texto evangélico nos presenta lo que algunos estudiosos llaman “la primavera de Galilea”. Es decir: los momentos en que Jesús se siente acogido por los galileos. Le consideraban uno de los suyos, galileo, de Nazaret. “La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios”. Según el texto los oyentes entendían que lo que Jesús proclamaba venía de Dios. Nada más elevado se podía decir de él. Jesús, como solía hacer, buscaba después de su contacto con la multitud, momentos de distancia de ella, por eso pide “remar más adentro”. Como si quisiera estar cerca de Pedro, Santiago y Juan, para confiarles algo a ellos solo. Y lo que confía a Pedro es que se incorpore a su proyecto, ser “pescador de hombres”. La respuesta de Pedro, no solo de él, sino también lo de los otros dos, fue “dejarlo todo y seguirle.

No podemos pasar por alto que previo a que Jesús le confiara la misión de ser pescador de hombres, Pedro ha reconocido su condición de pecador, que no resiste la presencia de Jesús. Jesús cuenta con pecadores que lo reconocen, con personas -hombres y mujeres- vulnerables y débiles, también moralmente. Eso sí, siempre que sean conscientes de ello. En la línea de la primera lectura no pueden verse como “sabios”. Y no lo eran.

Esta lectura nos permite reflexionar sobre cómo nos vemos nosotros ante Jesús. Nos sentiremos “pecadores” como Pedro; pero a pesar de nuestras limitaciones dispuestos a asumir lo que Jesús quiere de nosotros. Decía Peguy: “nadie es digno de educar”. Hemos de decir nadie es digno de ser “pescador de hombres”. Pero desde la indignidad, como Pedro, hemos de seguir al Maestro, seguir a Jesús.

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Publicado en: Dominicos.org

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
Pedro piensa que sabe más que Jesús: ¿Hay ocasiones en que creo que mi vida debía ser diferente que la vida de los demás; que Dios debería haber ordenado las cosas en distinta forma?

“No temas”. ¿A qué temo en este momento? Habla con Jesús sobre estos temores.

“Lo dejaron todo y lo siguieron” ¿Qué he dejado atrás por seguir a Jesús? ¿Qué encuentro difícil dejar en este momento, para seguirlo más cerca?

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Señor gracias por hacerme vencer los miedos, por atraerme y creer más en ti, para que pueda reconocer una nueva experiencia en mi vida, llena mi corazón de fe, y llámame para que pueda ser un nuevo pescador de hombres.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
En silencio, en calma interior. ¿Cómo cambia el texto mi mirada acerca de la realidad?

Ojalá que también nosotros, como Pedro, creamos en Ti, Señor y obedezcamos tu palabra: “¡Rema mar adentro y echa las redes para la pesca!”. Y entonces veremos otro milagro en nuestra vida.

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
¿Qué tengo que dejar para poder seguir a Jesús?
¿Permitimos que Jesús suba a nuestra barca y evangelice desde mi corazón?
¿De qué manera demuestro que soy un pescador de hombres?