Día 14

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Jn 3, 13-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.

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Jesús levantado: en la cruz. Moisés hace una serpiente y la levanta. Jesús será levantado, como la serpiente, para dar la salvación. Pero el núcleo de la profecía es precisamente que Jesús se hizo pecado por nosotros. No ha pecado: se ha hecho pecado. Como dice San Pedro en su carta: “Llevó nuestros pecados en su propio cuerpo” (cf. 1Pe 2,24). Y cuando miramos el crucifijo, pensamos en el Señor que sufre: todo eso es verdad. Pero nos detenemos antes de llegar al centro de esa verdad: en este momento, Tú pareces el mayor pecador, Tú te has hecho pecado.

Ha tomado sobre sí todos nuestros pecados, se ha aniquilado a sí mismo hasta ahora. La cruz, es verdad, es un tormento, está la venganza de los doctores de la Ley, de los que no querían a Jesús: todo esto es verdad. Pero la verdad que viene de Dios es que Él vino al mundo para tomar nuestros pecados sobre sí mismo hasta el punto de hacerse pecado. Todo pecado. Nuestros pecados están ahí. Debemos acostumbrarnos a mirar el crucifijo bajo esta luz, que es la más verdadera, la luz de la redención.
(Papa Francisco. Homilía Santa Marta, 31 marzo 2020)

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
En nuestra exaltación de la cruz, radica la paradoja básica de nuestra fe en Jesucristo. Creemos que los sufrimientos de Jesús nos trajeron la salvación, y que estamos llamados a expresar esa fe, uniendo nuestros propios sufrimientos con los suyos.

Creo que al hacer esto, salvo mis sufrimientos de la falta de sentido, y que además previene al mundo de los sufrimientos.

Observo maravillado/a la profundidad de la sabiduría y misericordia de Dios. Adoro a Jesús crucificado, y pido tener un profundo sentido de gratitud frente a este misterio.

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Señor, ven y muéstrame tu Cruz.
Muéstrame tu Cruz y sálvame.
Ayúdame a aceptar mi cruz y a abrazarla como tu abrazaste la tuya.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
Durante el día a repetir en mis pensamientos esta frase:
“Tanto me amó Dios”.

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
Participar en una hora eucarística o hacer un acto de adoración a la Santa Cruz.