Día 15

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Jn 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.

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Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas.

Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada. Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. (…) .

Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo. Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas.

Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. (Papa Francisco. Consagración al Corazón Inmaculado de María, 25 marzo 2022)

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
María estuvo allí en los momentos más importantes de la vida de Jesús, de manera que tiene que haber estado a los pies de la Cruz. Me imagino su profunda confusión ante lo que estaba sucediendo; su reacción cuando Jesús le pedía más amor y apertura a los demás, en un momento de tan hondo dolor.

Recuerdo algunas situaciones de terrible sufrimiento, situaciones de conflicto interpersonal, o de guerras que han estado acaeciendo durante años. Las llevo ante la Cruz, pidiendo a María que me enseñe a sentir dolor ante tales sufrimientos, una pena que esté iluminada por una fiel confianza y un amor compasivo.

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Jesús, aunque experimente dificultades y problemas, situaciones de sufrimiento y dolor, momentos difíciles de comprender y de aceptar, siguiendo el ejemplo de María, tengo la seguridad que todo tendrá una razón y un sentido.
Sin embargo soy débil para ofrecerte que quiero ser purificado en el dolor… simplemente sé y confío en que me darás lo que necesito para entrar un día en el cielo. Amén.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
«Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
En este día rezar a la Virgen Dolorosa para que interceda por nosotros en los momentos de enfermedad y sufrimiento y encomendar a su cuidado a los enfermos o personas que sufren que están cerca de nosotros.