Día 20

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Lc 8, 19-21

En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: “Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte”. Pero él respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

______-
¡Necesitamos escucharlo! Es de hecho una cuestión de vida, como recuerda la fuerte expresión que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La vida que nos da la Palabra de Dios.

¿Cómo podremos afrontar nuestra peregrinación terrena, con sus cansancios y sus pruebas, sin ser regularmente nutridos e iluminados por la Palabra de Dios? La Palabra de Dios hace un camino dentro de nosotros. La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no permanece en los oídos, debe ir al corazón; y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras. Este es el recorrido que hace la Palabra de Dios: de los oídos al corazón y a las manos.
(Audiencia General del Papa Francisco, 31 enero 2018).

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
Cuando Jesús hablaba a los demás, no solo estaba dando unas pocas reglas para vivir mejor. Nos estaba invitando a aceptar que se nos adoptara en la Divina Familia del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así es que estas palabras de Jesús sobre su madre y su familia no son un desprecio a María sino un recordatorio de cómo él quiere que todos pertenezcamos a Su familia. En nuestra vida adoptiva, Él, incluso desde la Cruz, nos dio a María como nuestra madre a través del simbolismo de San Juan cuando dijo “Aquí está tu madre” (Juan 19:27). Es maravilloso darnos cuenta que pertenecemos a la familia de Dios.

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Jesucristo, hazme un apóstol que logre encender en muchos corazones el fuego de tu amor. Dedicar mi tiempo a Ti, Señor, es la forma en que puedo dar un sentido real y trascendente a mi vida. ¡Cuántas personas cercanas aún no han descubierto cuál es la forma en que pueden tener un encuentro contigo! Por eso te pido que me ayudes a vivir de tal manera, que mi testimonio pueda llevar tu mensaje de amor a todos los que me rodean.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
Repetimos en el día: Padre Santo, señálame el camino que debo seguir en este día para hacerte presente en el mundo.

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
Revisar qué estoy haciendo para dar a conocer a Cristo en mi propia familia.