Día 23

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Lc 9, 18-22

Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado”.

Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.

Después les dijo: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.

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Las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de la oración, pero no de una oración, así, en passant, sino de la oración intensa y prolongada. Siempre en esos momentos hay una oración. Esta prueba de fe parece una meta, pero en cambio es un punto de partida renovado para los discípulos, porque, a partir de entonces, es como si Jesús subiera un tono en su misión, hablándoles abiertamente de su pasión, muerte y resurrección. En esta perspectiva, que despierta instintivamente la repulsión, tanto en los discípulos como en nosotros que leemos el Evangelio, la oración es la única fuente de luz y fuerza. Es necesario rezar más intensamente, cada vez que el camino se empina. (Audiencia General del Papa Francisco, 2 junio 2021)

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
Le pido a Dios que mire amorosamente a lo que respondo a esa pregunta, “¿quién dices tú que yo soy?” Puede ser parte de mis hábitos de vida, de los modelos de mi atención, más que en mis afirmaciones y declaraciones verbales; expreso quién es Jesús para mí, por la forma en que vivo y actúo. Ofrezco ahora todos mis pensamientos, palabras y acciones, y pido que Dios las reciba con gentileza.

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Señor mío, te pido que abras mis ojos y mi corazón para no dejarme confundir por la opinión de los demás. Tú te hiciste presente en mi vida, revelándote como el único y verdadero Dios, mi Salvador. Que sea valiente para dar testimonio de tu amor y responder con mi vida la pregunta que nos hiciste “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
Esforzarme por tener a Cristo como el criterio de mis decisiones e imitar su estilo de vida.