Día 28

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
Lc 9, 57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

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La Iglesia para seguir a Jesús es itinerante, actúa con prontitud, deprisa y decidida. El valor de estas tres condiciones puestas por Jesús ―itinerancia, prontitud y decisión― no radica en una serie de “noes” a las cosas buenas e importantes de la vida. El acento, más bien, hay que ponerlo en el objetivo principal: ¡convertirse en discípulo de Cristo! Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no un modo de promoverse a sí mismo.
(Ángelus del Papa Francisco, 30 junio 2019).

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
El entusiasmo y los buenos deseos son importantes, pero no suficientes. A ellos deben seguir las decisiones e implementaciones. ¿Soy alguien que comienza bien, pero que si la cosa se pone difícil, la abandono? ¿Está mi seguimiento de Jesús condicionado a que las cosas vayan bien? Jesús dice que eso no funcionará.

Yo digo correctamente: “Señor, te seguiré a dondequiera que vayas”. Esta es una hermosa y amorosa promesa. Pero si depende de mí, no tengo la fuerza interior para seguirla. Debo pedir a Jesús que me conceda su fuerza, día a día, y comenzar desde hoy.

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
Repetir: «Te seguiré a donde vayas».

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.