Día 7

1. Inicio
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu
y serán creadas todas las cosas,
y renovarás la faz de la tierra.

¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

2. Lectio ¿Qué dice el texto?
1 Cor 7, 25-31

Queridos hermanos: En cuanto a los jóvenes no casados, no he recibido ningún mandamiento del Señor; pero les voy a dar un consejo, pues por la misericordia del Señor, soy digno de confianza.

Yo opino que, en vista de las dificultades de esta vida, lo que conviene es que cada uno se quede como está. ¿Estás casado? No te separes de tu esposa. ¿Eres soltero? No te cases; pero si te casas, no haces mal, y si una joven se casa, tampoco hace mal. Sin embargo, los que se casan sufren en esta vida muchas tribulaciones, que yo quisiera evitarles.

Hermanos, les quiero decir una cosa: la vida es corta. Por lo tanto, conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no compraran; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran de él; porque este mundo que vemos es pasajero.

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Las Bienaventuranzas de Jesús son un mensaje decisivo, que nos empuja a no depositar nuestra confianza en las cosas materiales y pasajeras, a no buscar la felicidad siguiendo a los vendedores de humo —que tantas veces son vendedores de muerte—, a los profesionales de la ilusión. No hay que seguirlos, porque son incapaces de darnos esperanza.

El Señor nos ayuda a abrir los ojos, a adquirir una visión más penetrante de la realidad, a curarnos de la miopía crónica que el espíritu mundano nos contagia. Con su palabra paradójica nos sacude y nos hace reconocer lo que realmente nos enriquece, nos satisface, nos da alegría y dignidad. En resumen, lo que realmente da sentido y plenitud a nuestras vidas. (Ángelus, 17 febrero 2019).

3. Meditatio: (Escucha atenta) ¿Qué te dice el mensaje del texto para tu situación actual?
Aunque el texto parece parece muy breve, me lleva a preguntarme con sinceridad sobre el Evangelio ¿Es realmente una buena noticia para mí? ¿o es sólo una historia sobre Jesús que no toca mi existencia más profunda?

4. Oratio: Responde al Señor. Conversa con Él.
Nosotros esperamos también en nuestras vidas una buena Noticia. Y a veces no nos damos cuenta que Tú ya estás en nuestras vidas. Señor que te reconozcamos, como nuestra única Buena Noticia, y que no busquemos más a otros que nos salven, fuera de Ti mismo.

5. Contemplatio: Déjate animar por el calor de la palabra.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón: «Ha llegado el tiempo, el Reino de Dios está cerca».

6. Actio: Márcate un propósito o compromiso para este día.
Necesito interiorizar la Buena Noticia, pero también necesito hacer algo hacia afuera, una actividad que demuestre que sí estoy convencido de Jesús el Señor y Salvador. Buscaré a alguna persona que conozco con quien pueda ser también misionero hablando de Jesús.