El Papa expresó su deseo de paz y fraternidad en medio de ambos conflictos y los objetivos de la «diplomacia blanda» de la Santa Sede, para intentar resolver los problemas mediante el diálogo y no con la guerra, expresados a los periodistas a su llegada a Villa Barberini, en Castel Gandolfo.
ESNE/VaticanNews
Alto el fuego y acuerdo de paz en Ucrania, resolución de la crisis humanitaria y del hambre, y liberación de los rehenes israelíes en Gaza. Estos son los objetivos de la ‘soft diplomacy’ de la Santa Sede para problemas que «no se pueden resolver con la guerra», y es lo que pide y desea el papa León XIV, al que han entrevistado esta tarde algunos periodistas a su llegada a Castel Gandolfo, donde pasará un segundo periodo de descanso estival, hasta el 19 de agosto.
Cuando se le pregunta qué espera de la cumbre de mediados de agosto entre el presidente estadounidense Donald Trump y el ruso Vladimir Putin, León XIV responde: hay que buscar siempre «el alto el fuego, hay que acabar con la violencia, con tantos muertos. Veamos cómo pueden ponerse de acuerdo. Porque la guerra después de tanto tiempo, ¿cuál es el fin? Hay que buscar siempre el diálogo, el trabajo diplomático y no la violencia, no las armas».
Y a la pregunta de si le preocupa la posibilidad de que se deporte a la población de Gaza, el Papa responde: «En cualquier caso, hay que resolver la crisis humanitaria, no se puede seguir así. Conocemos la violencia del terrorismo y respetamos a los muchos que han muerto y también a los rehenes, es necesario que sean liberados. Pero también hay que pensar en los muchos que están muriendo de hambre».
Esta mañana, durante la audiencia general en la Sala Pablo VI, al saludar a los peregrinos polacos, el Pontífice llamó la atención del mundo sobre las poblaciones de los países afectados por conflictos y violencia. «Rueguen a Dios que conceda la paz a todos los pueblos que viven la tragedia de la guerra». El motivo del llamamiento del Pontífice fue la figura de San Maximiliano María Kolbe, el franciscano polaco que murió en el campo de concentración de Auschwitz, donde se ofreció a ocupar el lugar de un padre de familia destinado al búnker del hambre.