José, un soñador que prefería hechos concretos más que palabras al viento

You are currently viewing José, un soñador que prefería hechos concretos más que palabras al viento
Durante la Audiencia General el pasado miércoles, el Papa Francisco continuó el ciclo jubilar sobre «Jesucristo nuestra Esperanza», desarrollando su catequesis sobre la figura del padre adoptivo de Jesús quien, dócil «a la voz del Señor», actuó sin dejarse avasallar por instintos o temores. Hizo «carne» los deseos de Dios, sin recurrir a «palabras al viento».

Sección noticias ESNE/

Fuente: Vatican News

José, un soñador que prefería hechos concretos más que palabras al viento

El Papa explicó la figura de San José, tomando como hilo conductor el Evangelio de Mateo. El texto toma partido por José, «el hombre que asume la paternidad legal de Jesús, injertándolo en el tronco de Jesé y vinculándolo a la promesa hecha a David».

Cuando José «descubre» el embarazo de María, ve «puesto a prueba» su amor por ella. La ley de la época preveía dos formas de romper el compromiso: un «acto legal» público, que debía realizarse ante los tribunales, o una carta de repudio que debía entregarse en privado. José, un hombre «justo», como seguidor de la Ley, «actúa reflexivamente». Deja a un lado instintos y temores, dejándose guiar «por la sabiduría divina», separándose de María «sin clamores», de forma privada.

¿Qué ve durante el sueño el padre putativo de Jesús? Una pregunta a la que el Papa respondió así: «Sueña con el milagro que Dios realiza en la vida de María, y también con el milagro que él realiza en su propia vida: asumir una paternidad capaz de custodiar, proteger y transmitir una herencia material y espiritual».

«No temas llevar contigo a María, tu esposa. Porque el niño que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo; dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 

Esta es la revelación ante la que José no pide «más pruebas», confiando en Dios y aceptando el sueño para él y su prometida. Al hacerlo «entra en la gracia de los que saben vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor». El detalle que destaca Francisco es el silencio de José. A las «palabras al viento», prefiere los «hechos concretos». Un signo de pertenencia a aquellos que practican la Palabra de Dios haciéndola «carne» y «vida».