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Fuente: Vatican News
“Todos, sin distinción, estamos llamados a esta misma esperanza. Todos podemos recorrer este camino de gozosa esperanza. Todos. Y María está al lado de todos, sin excluir a nadie”. Así lo recordó el Cardenal Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, durante la santa misa tras la apertura de la cuarta Puerta Santa del Jubileo Ordinario de 2025.
La inauguración estuvo acompañada por el repique de la histórica campana conocida como “La Sperduta” (la Perdida), que regresó de los Museos Vaticanos al templo en marzo de 2024, después de 140 años. El nombre se debe a la peregrina que se perdió en la noche y que, gracias al tañido de la campana, encontró el camino de vuelta a la ciudad.
El Cardenal Makrickas aseguró en su homilía que el sonido de esta campana marca las horas y el tiempo en la Ciudad Eterna. No solo el repique de la “Sperduta”, sino también las palabras del apóstol Pablo: “Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer”.
María, arca segura en medio del diluvio
Desde el santuario mariano más antiguo de Occidente, tan querido por el Papa Francisco, quien lo visita antes y después de cada viaje apostólico, el Cardenal Makrickas meditó sobre el significado de la imagen de la Salus Populi Romani, venerado en la basílica. Este icono, remarcó, es un símbolo de la devoción de Roma y de todos los creyentes del mundo hacia la Virgen María.
El arcipreste resaltó la importancia de la devoción a María en este Año Jubilar, invitando a los peregrinos a acercarse a ella en oración, especialmente ante el icono de la Salus Populi Romani y la reliquia de la Santa Cuna de Jesús. La Basílica de Santa María la Mayor, conocida como “Belén de Occidente”, simboliza la misión mariana de guiar a todos hacia Cristo, al igual que la Estrella de Belén condujo a los pastores hacia el Salvador.