Ante el Memorial de los marineros y migrantes dispersos en el mar en Marsella el Papa Francisco recuerda a los numerosos hermanos y hermanas “ahogados en el miedo, junto con las esperanzas que llevaban en el corazón”.
ESNE/Vatican News
El Santo Padre, desde Marsella, ha hecho un fuerte llamado a recobrar la humanidad y no dar la espalda a las personas en peligro de morir ahogadas en el mar, no acostumbrarnos a los naufragios, a las muertes de cientos que, en búsqueda de alivio y esperanza, encuentran la muerte.
Ante esta “encrucijada de civilización”, por un lado, de fraternidad, y por el otro de indiferencia, “no podemos resignarnos a ver seres humanos tratados como mercancía de cambio, aprisionados y torturados de manera atroz; ni seguir presenciando los dramas de los naufragios, provocados por contrabandos repugnantes y por el fanatismo de la indiferencia”.
El Papa Francisco, junto con los participantes de estos “Encuentros del Mediterráneo”, donde se encuentran reunidos obispos católicos de los 30 países mediterráneos, junto con alcaldes y jóvenes del norte de África, de los Balcanes, de Europa latina, Mar Negro y Oriente Medio, ofreció una oración y reflexión para dejarse “conmover” por la tragedia de “demasiadas personas”, que “huyendo de los conflictos, la pobreza y las catástrofes naturales,” encuentran entre las olas del Mediterráneo el rechazo definitivo a su búsqueda de un futuro mejor.
Finalmente el Santo Padre pidió que Marsella, caracterizada por un variado pluralismo religioso, “sea para Francia, para Europa y para el mundo un mosaico de esperanza”.