Carta Mensual 2011


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Diciembre




Llegamos al fin de año tiempo de reflexión tiempo de hacer un inventario como dice la escritura “el reino de Dios es también como la red que se echa al mar y recoge toda clase de pescado. Cuando la red se llena, los pescadores la sacan a la playa, donde se sientan a escoger el pescado; guardan el bueno en canastas y tiran el malo” (Mateo 13,47). Aquí en la gran familia de El Sembrador hemos tenido una pesca abundante y buena por lo cual estamos agradecidos, con gran esfuerzo se pudo mantener lo logrado hasta el día de hoy, y seguiremos evangelizando por medio de la televisión, radio, misiones y Metanoias.

En unas semanas se celebrara Navidad, el nacimiento de Jesús El Emmanuel (Dios con nosotros), Si, un año más ha transcurrido y está por comenzar un año nuevo lleno de fe, esperanza, y amor que Dios nos ofrece. Hoy hay tantas cosas que deseo compartir con usted, pero inicio diciéndole
¡Dios es Amor! (1 Juan 4,8) y Dios se preocupa por usted más de lo que se imagina. En este tiempo de navidad representa vivir una vez más las virtudes teologales: “las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para serlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: La fe, la esperanza y la caridad” (Numeral 1813).

La Fe,
“tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe” (He. 11,1). Dios cumple sus promesas ya que los profetas anunciaron la venida del Mesías y para aquellos que esperan como los personajes de Ana y Simeón (Lucas 2, 25-39) que nunca perdieron su fe sino que con paciencia esperaron el cumplimiento de las promesas que nacería el Salvador del mundo. Así mismo, Dios nos llama a creer y perseverar en la fe que nos sostendrán en medio de la duda, del sufrimiento y las penas de la vida.

La Esperanza, Al ser la historia humana un tiempo de espera, toda la historia es, de algún modo, un Adviento. Particularmente se acentúa en la Biblia, la espera del pueblo judío, al marcar una clara dirección hacia el día del Señor. Ahora bien, no es lo mismo la espera (lo que llega como resultado del esfuerzo humano) que la esperanza (lo que llega como resultado de la acción de Dios y que sobrepasa al esfuerzo humano porque lo perfecciona y lo engrandece). “Esperar” es situarse en estado de receptividad, con el afán de recibir algo de parte de los hombres y por lo tanto con resultados limitados y humanos. “La Esperanza” en cambio es estar convencidos de que va a llegar algo que supera nuestras fuerzas y que nos da la plena certeza de que llegara porque Dios siempre cumple lo que promete: lo que se espera llenos de esperanza es el Reino de Dios en Plenitud. Esto supone dos exigencias espirituales la alegría, respecto de lo que esperamos y la vigilancia respecto de nuestra vida y comportamiento para instaurar este Reino. No se puede contraponer la espera y la esperanza: la esperanza cristiana pasa a través de genuinas esperas humanas. A veces nuestro pueblo tiene una gran esperanza cristiana y pocas esperas humanas. Los acomodados viven únicamente pendientes de las esperas cifradas en el dinero, el poder, la comodidad, etc. Los pobres y los marginados, esperan siempre una sociedad nueva, un reparto de bienes y de oportunidades, un Reino de Dios con libertad y justicia.

El Amor, es el poder más grande que existe en este mundo. Sabemos que hay infinidades de poderes que están destruyendo a las familias, por ejemplo violencia, odio, infidelidad, avaricia y adicciones. Si son poderes grandes con capacidad de destrucción en gran escala. Sin embargo el poder más grande es el AMOR, capaz de aniquilar a todos los demás poderes, por más grandes y destructivos que puedan ser. Por eso en este tiempo de adviento te invito hacer un sincero examen de conciencia como la iglesia nos enseña a hacer antes de confesarnos. Un examen que nos indique claramente como estamos con Dios. Si nuestra vida está mal, volvamos nuestra mirada a El hoy,
“Aun que sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejare blancos como la nieve” (Is. 1,18). Ofrecer nuestra vida será el mejor regalo que le podemos ofrecer al niño Jesús. El no necesita que le regalemos cosas materiales, el quiere que le regalemos nuestro corazón, así como esta. ¡Hacer esto sí que es la verdadera Navidad!

Los regalos verdaderos y de más valor, no se encuentran en las tiendas ni tampoco tienen precio, porque lo más valioso procede de un corazón encendido por la llama del amor. Yo también me siento renovado por la presencia firme de esas virtudes teologales, pues en este año que está por terminar, Dios me dio oportunidad de valorar ser hijo del Señor a través de diferentes acontecimientos sucedidos en la vida de nuestro Apostolado. Mi esperanza se renueva al ser testigo de tantas personas que se han visto transformadas por la presencia de Jesús en sus vidas, como consecuencia del trabajo intenso que llevamos a cabo en las misiones, los congresos, las transmisiones de la programación de la radio, la televisión y el internet, las cuales me llenan de mucha satisfacción y al mismo tiempo me motivan a continuar haciendo el trabajo que Él me ha encomendado en lo personal y con el apostolado.

Mi fe se ha solidificado al ver la gloria de Dios en varias ocasiones en este año que termina. Por primera vez tuve la oportunidad de ir a Tierra Santa y recorrer personalmente la bella tierra que vio nacer a Jesucristo y de conocer los lugares en donde realizo su misión llevando la Buena Nueva a su pueblo y tuve la oportunidad de beber el agua del pozo de Jacob, lugar donde sucedió el pasaje del encuentro de Jesús con la Samaritana. También se renovó mi esperanza y fe al ver la gloria de Dios manifestada en la misión que llevamos a cabo en México lugar en donde miles de personas se vieron llenas del Espíritu Santo y confiando que Dios nunca los abandonara y proclamaron el nombre de Jesús como su Señor y Salvador. En el mes de Octubre, una vez más vi la gloria de Dios derramada
en la misión de Guatemala al haberse llevado a cabo en la población de Cobán y Purulhá, donde la mayoría de la población es indígena.

El amor de Dios ha quedado manifestado en todos y cada uno de aquellos que son bendecidos por Él día con día a través del trabajo que hacemos en la radio, la televisión, en los teléfonos y en las diferentes actividades del apostolado. Todos nosotros hemos sido alcanzados por ese infinito y eterno amor de Dios, principalmente cuando llegamos a esta época y valoramos lo que poseemos: la vida, la paz interior, la fe, la esperanza y la familia. En donde ese amor actúa y se hace presente, pues ese amor se traduce en consuelo, bondad, misericordia y perdón.

Mis queridos amigos, todos hemos tenido problemas a lo largo del año, pero también hemos recibido satisfacciones, todos hemos pasado por pobrezas y limitaciones, pero seguimos siendo ricos y la mayor riqueza y satisfacción nos viene en un humilde pesebre a nuestras vidas, nuestro regalo tiene vida y nombre,
Jesús El Emmanuel. Hoy les invito a que en este 2012 no perdamos la Fe, la Esperanza y el Amor, ya que como hijos de Dios el nos prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amen.

Démosle gracias a nuestro Padre Dios por la bondad de haber pensado en el bien de su creación al darnos la extensión de su amor en Jesucristo y su poder en la presencia del Espíritu Santo y levantemos nuestro corazón al Señor para adorarlo, bendecirlo y glorificarlo y para mostrarle nuestra gratitud por el regalo maravilloso de Jesucristo, la luz del mundo y nuestra luz. Aprovecho esta última oportunidad que me ofrece el año que termina para agradecerle a todos y cada uno de ustedes, por el valor de su ayuda, por su fidelidad y por la confianza de creer en esta maravillosa obra de Dios en nuestro apostolado y que gracias a ustedes se ha ido consolidando a través de los años.
Agradezco de una manera especial a todos los Sembradores y Misioneros que durante todo el año se han unido a la noble tarea de evangelizar con “El Sembrador” enviando su semilla mensual y especialmente a los que nos han apoyado firmemente en el tele-radiotón.

Por último, no puedo dejar de mencionar y agradecer como punto importante del gran amor de Dios, al darnos la oportunidad de tener nuestra propia casa. Gracias a todos los Protagonistas que nos han ayudado y nos siguen ayudando, porque son ustedes los que están convirtiendo en realidad el
CONSTRUIR EL SUEÑO DE DIOS al tener nuestra propia casa y ahora en edificarla. Esta situación tan particular me hace recordar la escritura del profeta Isaías que dice: “Agranda tu tienda de campaña, extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives; alarga las cuerdas, clava bien las estacas, porque te vas a extender a derecha e izquierda; tus descendientes conquistarán muchas naciones...” (Is 54, 2-3). Esa escritura es para mí el grito de victoria del Señor con El Sembrador. Nos seguiremos extendiendo porque Él así lo desea y para ello nos envía ángeles, que son todos ustedes para que vengan en nuestra ayuda.

Deseo de todo corazón de parte de mi familia, mi esposa Sara, mis hijos y de toda la familia “El Sembrador”, que las más ricas bendiciones de nuestro gran Dios lleguen a usted y los suyos en esta navidad y año nuevo que está por iniciar, y como siempre mil gracias por sus oraciones en nuestro beneficio para que sigamos con fidelidad delante de Dios en la misión encomendada.


¡QUE EL AÑO 2012 SEA MUY PROSPERO Y LLENO DE BENDICIONES!





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