Una noche en el hogar me encontraba rodeado de mis seres más queridos, mi familia, en un momento de silencio interior, pude escuchar la voz del Señor que me dijo: “Noel, mira a tu alrededor y date cuenta de lo que has construido, lo que has hecho y lo que falta por hacer”. Un poco desconcertado, pero muy centrado en esas palabras escuchadas por parte del Señor, me pude dar cuenta que después de más de 30 años de matrimonio con mi esposa Sara y nuestros tres hijos, mi patrimonio familiar es una bendición que Dios me ha dado, pero en ello ha habido entrega, sacrificio y esfuerzo, y no sólo de mi parte, sino de todos. La experiencia de esa noche me sirvió para comprobar de nuevo que Dios nos habla al corazón de diferentes maneras. Dios me ha dado el privilegio de que a través de la experiencia diaria con Él, vaya creciendo mi capacidad de discernimiento y su amistad personal con Él, así como la capacidad de percibir en medio de las mil voces de hoy, la voz de Dios, que siempre está presente y siempre habla con nosotros.
Sí mis amigos, Dios tiene miles de formas de cómo hablar a nuestro corazón. En una forma muy personal, Dios mueve mis sentimientos más profundos, cuando escucho la historia de sufrimiento o de superación de una persona. Estoy convencido de que Dios habla en cada una de estas historias reales, situación que podemos comprobar muchas veces cuando escuchamos un testimonio de vida. Es muy cierto que Dios nos habla también a través de la Biblia, sin embargo, Él no se limita a una sola forma de comunicación, porque también lo hace a través de la naturaleza, la familia, las predicaciones, los amigos, la comunidad, etc.. Es oportuno recordar que en este mes la iglesia nos recuerda que debemos luchar día a día por alcanzar la santidad, de la misma manera como lo lograron tantos hombres y mujeres a quienes hoy les llamamos santos, porque vivieron el evangelio, obedecieron a Dios y sacrificaron su propia vida por vivir de acuerdo a la enseñanza de su Señor y Maestro. En estos días Dios sigue atento a las necesidades de los que sufren y lloran. También Él sigue buscando discípulos que vayan a tenderle la mano al que está caído, al que llora y al que le han arrancado sus sueños y las ganas de vivir. Siempre debes estar atento a escuchar la voz de Dios que quiere decirte algo especial.
Dios no ha cambiado, es el mismo que llamó e inspiró a Franchesco, el joven que dejó todo y se fue a servir a los más pobres, sí, a San Francisco de Asís; y en nuestros últimos tiempos la Madre Teresa de Calcuta, quien se dio a los más pobres de los pobres y quien dijo en una ocasión: «que la soledad era la pobreza más grande en nuestro tiempo, cuando alguien no se siente amado y es rechazado».
En lo personal, en estos últimos días, Dios ha tocado una vez más mi corazón con la historia de un niño de 12 años, un personaje a quien le daré el nombre de Miguelito, para no dar su verdadero nombre. Este niño se encuentra en nuestra casa hogar de Tijuana, lugar en donde por gracia de Dios tenemos también la dicha de atender a un cierto número de niños y niñas que se nos han encomendado, ya que el gobierno se los ha quitado a sus padres por diferentes razones. Miguelito pertenece a una de estas casa-hogar y una hermana religiosa que cuida una de las mismas, me compartió la siguiente impactante historia. Hace unas semanas atrás, a la religiosa se le informó que Miguelito había dicho a sus amiguitos, que él pensaba escaparse de la casa-hogar. Inmediatamente la religiosa lo mandó llamar y le preguntó: ¿Miguelito, es cierto que quieres irte? ¿Si es cierto, por qué no te vas ya? El niño permaneció totalmente callado. Después de un momento de silencio, ella le preguntó de nuevo: ¿Por qué dibujas imágenes de muerte en todas partes? Y añadió: ¿Qué quieres hacer con tu vida?
El niño con voz entrecortada dijo: “pues nada, ya no tengo ganas de vivir, no quisiera saber nada de mis padres, ya que mi madre se prostituía y mi padre era un drogadicto y yo no tengo deseos de seguir viviendo”. El niño comenzó a llorar. Ella lo abrazó cariñosamente y después Miguelito le explicó a la religiosa que en el pasado él tuvo a sus verdaderos padres, pero que ellos peleaban constantemente, que los dos eran drogadictos y su madre era prostituta y que además él tenía a un hermanito menor y una hermanita de unos pocos meses de vida. Agregó que un día en que sus padres discutieron mucho, su mamá se enojó tanto, que se atrevió a prenderle fuego a la cuna en donde estaba su hermanita y que a él y su hermanito más pequeño, su padre alcanzó a sacarlos de la casa, sin embargo, su hermanita murió quemada y después ese cruel acontecimiento, el gobierno intervino y tomó a los dos niños bajo su cuidado y los separaron para ubicarlos en diferentes hogares.
Desde entonces Miguelito se vio obligado a vivir separado de su familia y de su pequeño hermano a quien no ha vuelto a ver. Él tuvo oportunidad de vivir con unos padres adoptivos los cuales no tenían tiempo para atenderlo y fue así que terminó viviendo en nuestra casa-hogar. Cuenta la religiosa que de nuevo lo volvió a abrazar y él continuaba llorando fuertemente. En ese momento la religiosa se dijo así misma: “no puedo creer que estoy ante un niño que está muerto en vida…y con sólo 12 años”.
Al conocer y analizar esta breve historia, llegué a la conclusión de que a este niño no sólo le robaron su niñez, sino también sus sueños y esperanzas de vida. Esta historia me ha conmovido profundamente, pero al mismo tiempo me ha servido para motivarme a continuar con más fuerza, convicción y firmeza, llevando a Cristo a los hogares por todos los medios posibles y responder a la necesidad de Miguelito, que estoy convencido, no es la única, porque hay muchos Miguelitos en este mundo actual. Mis queridos amigos, Dios nos habla y a la vez nos llama a ser hombres y mujeres que abracemos a los más necesitados y podamos ayudarles a recrear nuevos sueños y aspiraciones a quienes se les ha robado o arrancado sus sueños. Jesús mismo nos dice en su evangelio: “Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer, tuvo sed, y me dieron de beber” (San Mateo 25;35).
La buena noticia de la actualidad, es que El Sembrador se ha convertido en un instrumento de Dios para levantar y ayudar a crear los sueños de Dios en la vida de tantas mujeres y hombres que han sido víctimas en el pasado o que por sus malas decisiones su vida sufrió un cambio inesperado, sin embargo, miles de estas vidas a través de nuestra acción evangelizadora se están transformando a la vida del Señor y además recuperando sus deseos del corazón.
Espero un día conocer personalmente a Miguelito y tener oportunidad no solamente de darle un fuerte abrazo, sino también decirle frente a frente: “Miguelito, tú también puedes cambiar tu vida y la vida de otros con la ayuda de Dios y puedes ser un valioso instrumento para que muchos padres amen y respeten a sus hijos”. Amén.
Noviembre es el mes especial en que todos nosotros tenemos oportunidad de celebrar el día de Acción de Gracias en el territorio de los Estados Unidos. Es cuando todos podemos mostrarle al Señor nuestro corazón agradecido por todas sus bondades, generosidades, bendición, perdón y misericordia. No quiero desaprovechar la oportunidad para darles a ustedes mi agradecimiento especial por su generosidad para El Sembrador, principalmente porque muchos de ustedes no sólo nos han ayudado con el esfuerzo de sus oraciones, sino también de sus donaciones a pesar de la situación difícil por la que atravesamos, sin embargo, de no ser por ustedes no podríamos cumplir con nuestra misión. Cada ayuda que ustedes nos ofrecen es invertido en hacer el esfuerzo de alcanzar a muchos Miguelitos dispersados en el mundo, para llevarles palabra de esperanza, consuelo y palabras de motivación que logre llevar a la superación personal a quienes están muertos en vida, para que conociendo a Jesucristo encuentren la vida nueva, la vida verdadera que sólo Él nos puede dar.
De nuevo quiero darles las gracias y pedirles que recuerden que toda ayuda que ustedes proporcionan son bendiciones recibidas de parte de nuestro Señor y Dios, a quien siempre le ruego que los bendiga en abundancia.
Les deseo un feliz día de los Santos y de todas las Almas y también un Feliz Día de Acción de Gracias en unión con su familia. Aprovecho para quedar como siempre de ustedes como amigo en nuestro amado Señor Jesucristo y nuestra Madre de Guadalupe.