Caminando por las calles de México el pasado mes de Mayo, pasó circulando una camioneta con parlantes, diciendo y anunciando: “hoy será el fin del mundo”. En la parte exterior de esa camioneta había un letrero que decía: “El 22 de mayo será el rapto”. Era obvio, que quienes escuchaban el anuncio se sorprendían, mientras que otros sólo se reían, pero a más de alguno pudo haberlo hecho pensar que sí, que podría ser cierto. Entonces la pregunta del momento sería: ¿Estamos preparados para tal acontecimiento?
Un pastor evangélico de los Estados Unidos, profetizó públicamente que eso sucedería en ese día precisamente y la verdad es que por varias semanas antes de la fecha señalada, muchos noticieros estuvieron comentando sobre este pronóstico y acapararon la noticia entre mucha gente. Ese día domingo 22 de mayo precisamente, yo estaría dando una conferencia en un congreso y no sé si ayudaron todos estos comentarios para que llegara más gente al evento o no, pero yo dije en mi conferencia: “Si esto hizo pensar a muchas personas, cómo está su vida delante de Dios y les acercó a buscar al Señor, por ese lado está bien. Sin embargo, la gran pregunta es: ¿Podremos saber cuándo será el fin del mundo? ¿Habrá un fin del mundo? Jesús nos ofrece la respuesta que le dio a los apóstoles, cuando ellos también le preguntaron acerca de su regreso (Mateo 24,3): “Luego se fueron al Monte de los Olivos. Jesús se sentó, y los discípulos se le acercaron para preguntarle aparte:—Queremos que nos digas cuándo va a suceder esto. ¿Cuál será la señal de tu regreso y del fin del mundo?
La respuesta es: Sí, Jesús regresará. Nadie sabe el día, ni la hora (Mateo 24,36). En esta respuesta, Jesús aclara las dudas y a la misma vez les indica las señales antes de su regreso. Por lo tanto no debemos dejarnos engañar por nadie que diga tal fecha supuesta en que va a ser el fin, o que diga alguien que el Mesías está en tal lugar. Jesús mismo nos previene acerca de esta situación en el capítulo 24 del evangelio de San Mateo. Yo creo que la clave de todo se encuentra en las palabras mismas de Jesús: “Pero el que siga firme y fiel hasta el fin, ese se salvará”.
Jesús nos advierte con un énfasis muy directo y muy claro a todos sus seguidores, recomendándonos en calidad de mandato el estar siempre “alertas” y “despiertos” (Mateo 25), lo que significa estar atentos a los acontecimientos de nuestra relación con Jesús. Mis queridos amigos, ¿cuántas personas han fallado a nuestro alrededor?, ¿a cuántos el enemigo ha aniquilado antes de su tiempo? y todo ha sido por no “permanecer”. Es cierto que la vida cristiana no es fácil, pero es el camino más directo para llegar a la auténtica felicidad y al mismo tiempo obtener la salvación de nuestra alma.
Jesús es el camino, por lo tanto la clave para disipar o eliminar el miedo de la llegada del fin del mundo y el regreso del Señor, es estar y permanecer despiertos y alertas en todo momento, viviendo en Gracia de Dios, viviendo una vida sacramental, y de una forma muy especial los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.
La vida Cristiana es un estilo de vida en la cual practicamos y llevamos a cabo todas las enseñanzas del Divino Maestro y al practicarlas se van poco a poco haciendo parte de nosotros y nos vamos pareciendo en nuestra conducta a Jesús.
En mi experiencia personal después de haber corrido dos maratones en los últimos tres meses, he aprendido lo importante que es la DISCIPLINA, y el negarte a ti mismo con el propósito de lograr tu meta. Cuantas veces no quise quedarme en la cama en una mañana fría, pero yo sabía que si no me preparaba, corría el riesgo de no finalizar mi carrera. Me levantaba y mi cuerpo no quería fatiga sino descanso, sin embargo me impulsaba y salía a correr en medio del frío, cuando la mayoría en un fin de semana dormían tranquilos. Cuando iba corriendo en el maratón, fui testigo de ver en las últimas millas, como se me hizo bien el haberme sacrificado y haber estado alerta en mi preparación, ya que muchos no terminaron la carrera y quizás su conciencia les reclamaba: “esto me pasó por no haberme preparado bien”. Al final esta es sólo una carrera y no pasa nada, pero cuando en verdad venga Jesús y sea el final de los tiempos, entonces ya no habrá otra oportunidad, el que no esté alerta y despierto se quedará y el que no esté preparado, perderá no sólo la carrera de la salvación, sino que también correrá el riesgo de perder su alma para siempre. Hoy quiero motivarlos a que confiemos en Dios y que no tengamos miedo ya que El prometió que iba a estar con nosotros todos los días de nuestra vida hasta el fin del mundo. No crean que el Señor se ha olvidado de su promesa…Amén.
Les recuerdo que el amor de Dios es misericordioso y hoy lo tenemos a nuestro alcance, no lo rechaces, acéptalo, entregándole tu vida a Cristo. No importa si estás privado de tu libertad o te encuentras enfermo en un hospital, no importa si eres viejo o joven, soltero, casado o divorciado, lo que importa es que te abraces fuertemente al Señor y le ruegues misericordia y perdón y él te lo concederá y los frutos de su amor se harán una realidad en tu vida.
Hago patente mi agradecimiento a ustedes que reciben y leen esta carta por su apoyo económico y sus oraciones, sigo pidiéndole al Señor para que cada día tengamos más Misioneros y Sembradores, porque día a día aumentan los gastos para continuar la misión de llevar la Buena Nueva a los corazones necesitados del Señor. No dejen de apoyarnos con su ofrenda económica conforme a sus posibilidades, juntos estamos llevando a Cristo a miles de hombres y mujeres. Que Dios con su poder les multiplique cada ofrenda de una manera abundante.
Ruego porque el poder del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo les conceda su bendición y que el amor de Santa María de Guadalupe los proteja siempre de todo mal.
Su amigo,
Noel Díaz
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