Carta Mensual 2011


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Junio





















Jesucristo llegando a los momentos cruciales de su misión redentora, habla
con sus discípulos, y les dice y promete con dulzura:
“No los voy a dejar
huérfanos, volveré para estar con ustedes. Dentro de poco los que son

del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes.” (Jn 14, 18-20).

Al hablar de huérfanos, nos referimos a la ausencia de los padres de una persona. Cuando uno es huérfano, siempre hay un vacío, un sentimiento interior de falta de protección. Cuando un niño camina por la calle tomado de la mano de su papá, no le teme a nada porque él es su firmeza y confianza; su sola compañía elimina toda inseguridad y temor. La figura paterna tiene un poder muy grande sobre los hijos, ya sea para bien o para mal. En una familia es fácil ver en los hijos y en la esposa, el reflejo del trabajo del padre como figura de influencia. Cuando el padre realiza y lleva a cabo su más alta misión de ser sacerdote de la iglesia doméstica y reconoce el lugar que Dios le ha encomendado, tanto como de ser el proveedor y la persona que también lleva a su familia al encuentro con Dios, el hogar se convierte en el lugar seguro en donde se transmiten los valores espirituales de carácter moral: fe, compasión, tolerancia, humildad y lo más importante, el amor; divina enseñanza de Jesús.

La carta del mes pasado la dedicamos a la mujer y a todos los atributos que le da la vida. Ahora la intención es resaltar la figura del padre de familia, todos aquellos hombres que se esfuerzan por ser verdaderos padres y sobre todo a reconocer como Padre a Dios mismo. Es por eso que Su Santidad Juan Pablo II ahora Beato dedicó un año a Dios Padre.

Tal vez valdría preguntarnos: ¿Cuál es el concepto que tenemos de un padre de familia? y ¿Cuál es nuestra definición personal de un padre? Seguramente comenzaríamos por decir que, padre es el que engendra, es la persona que tiene parte en la creación de una nueva vida. Sin embargo usted y yo sabemos que no sólo basta con esta descripción para ser realmente un padre. Estoy convencido de que todo ser humano tiene la gran necesidad de sentir el amor y la seguridad que sólo un padre puede dar, de no ser así, en la mayoría de los casos, eso afecta la vida de quienes no gozaron de la presencia de esa importante figura paterna. Personalmente, yo soy testigo de esta realidad.

Recordemos un hecho sin precedentes en la historia, el cual ocurrió el mes de abril de 1999, cuando en una escuela de Littleton, Colorado, fueron asesinados a quema ropa 13 personas, en su mayoría jóvenes estudiantes. Los responsables fueron dos jóvenes, quienes luego de perpetrar el hecho, se suicidaron inmediatamente. Estos muchachos planearon este hecho desde sus casas y allí mismo construyeron las bombas y tenían las armas con que llevarían a cabo lo planificado. La gran pregunta es: ¿dónde estaban los papás? Estos dos jóvenes provenían de padres con buena posición económica y vivían gozando de gran comodidad, sin embargo los padres tristemente no sospecharon hasta donde llegarían sus hijos. Ellos se preocuparon de darles todo lo material que satisface necesidades, pero como dice una canción:
“NO BASTA”.

En su más puro concepto, significa que el hombre se debe preparar con dedicación para asumir el papel que le corresponde en la vida por naturaleza, siendo el proveedor que da seguridad, apoyo y confianza a su familia. Es el hombre quien como padre tiene y reconoce su vocación natural y asume con responsabilidad, su papel insustituible e irreemplazable en el hogar. Es el hombre que asume la decisión de dirigir a su familia por el camino del bien y los protege del mal, especialmente ahora que atravesamos por una gran guerra de valores morales y espirituales.

Jesús nos da a conocer que Él es la imagen viva del Padre de la gloria y lo mostró con su vida. Él es nuestro perfecto modelo de padre a seguir, pues aunque no tuvo hijos en la carne, si los tiene por adopción y en abundancia y a todos nos ha amado, cuidado, instruido, perdonado y sobre todas las cosas, ha entregado su vida muriendo en una cruz, mostrando así el verdadero amor del padre y la sola palabra
AMOR se manifestó en su máxima expresión.

Estar tomado de la mano del Señor me da la firmeza y la confianza de su amor, de su resguardo, de mi seguridad, firmeza, tranquilidad y de mi paz…, y si eso lo hace conmigo, también Él lo hace contigo.

Hoy quiero felicitar a todos los padres de familia que se han esforzado y que han sabido ganarse con mucho sacrificio y esmero el verdadero título de padre, principalmente porque vivimos tiempos en donde tanto se carece de la falta de responsabilidad en la paternidad.

Es mi intención animar a todos los padres que leen esta carta para que sigan adelante con su responsabilidad sin desmayar, reconociendo que fallamos y nos equivocamos muchas veces, pero el valor no está en cuantas veces nos equivocamos, sino en cuantas veces reconocemos los errores y hacemos el esfuerzo de superarlos con la ayuda del Señor y eso hace la gran diferencia. También motivo y animo a las esposas para que valoren a sus esposos y reconozcan su esfuerzo y dedicación en el trabajo y con la familia. Las invito a que comiencen a utilizar en su hogar el valor de la palabra:
GRACIAS, estimulando tanto a su esposo como a sus hijos y cariñosamente reconocer sus valores, diciendo por ejemplo: ¡Gracias por toda tu dedicación a la familia! ¡Gracias por tu esfuerzo y todo lo que haces por mí y nuestros hijos! ¡Gracias por tu apoyo! ¡Gracias por ser mi esposo!

Todos necesitamos una motivación en la vida, ustedes nada pierden con mostrar un corazón agradecido y actuar con humildad en beneficio de la familia. Practiquemos el reconocer las cosas buenas y las virtudes en los seres que amamos, pues de esa manera nos edificamos y podremos alcanzar tener buenos esposos, esposas, padres, madres e hijos. Estimulémonos mutuamente y Dios nos dará la añadidura de su amor en el hogar.

Por último deseo compartir con ustedes una experiencia que tuve con mi hija Kyrene, en una ocasión cuando fuimos de compras, repentinamente se volvió hacia mí y dijo: —Papi, ¿verdad que hay niñas que son ricas pero no tienen papá? Con esta expresión yo percibí que ella me quería decir que se sentía feliz con su papá. Entonces aproveche para preguntarle: — ¿Quisieras ser rica y no tener papá? ó ¿ser muy pobre pero sí tenerlo? A lo cual ella me respondió: —
ser rica y tener papá. Yo solté una carcajada pues nunca pensé que esa sería su respuesta, pues yo no le había dado una tercera opción. Después de un momento ella me aclaró que preferiría ser muy pobre pero tener a su papá. Que maravilloso es saber que seamos ricos o pobres tenemos un Padre que nos ama con nuestras virtudes y defectos, con nuestra santidad y pecado y que nunca se aparta de nuestro lado, porque su fidelidad es eterna. Amén

Aprovecho para agradecer a todos los hombres, padres, abuelos, hijos y familias enteras, por todo su apoyo económico a nuestro apostolado, pues perfectamente estoy consciente de que el dinero se gana con mucho esfuerzo y sacrificio y a veces se hace difícil contribuir para la obra de Dios por una razón u otra, pero cuando ustedes toman la decisión de hacerlo, es el mismo Dios quien le da las gracias por hacerlo y usted recibe abundantes bendiciones.

Les recuerdo que no se nos debe olvidar agradecer y felicitar a los padres espirituales en nuestras parroquias, nuestros queridos sacerdotes, quienes dedican su tiempo a nosotros y además ellos también necesitan de nuestro estímulo y aprecio.

Que nuestro Señor y Dios bendigan a todos los padres de familia en su día y que Santa María de Guadalupe tome todas sus peticiones para presentarlas a su amado Hijo.







Noel Díaz



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