Las Buenas Nuevas


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ABRIL 2010


Mi poesía se volvió un canto y mi canto se convirtió en un llanto, y este llanto se convirtió en un canto.
Inicio esta carta con este pensamiento, ya que mi corazón acaba de experimentar el valor del duelo ante la muerte de mi amada madre. Pero este duelo fue enfrentado con la maravillosa luz de la resurrección de Cristo y la esperanza, provocada por la fe.
La cuaresma se inicia con un llamado concreto a la conversión, al arrepentimiento de corazón, y culmina con una celebración de la victoria por la maravillosa resurrección de Jesús, en la pascua. El Viernes Santo, día en que nuestro Salvador es atormentado y sufre su pasión y muere en la cruz, debe representar para nosotros los creyentes, no solo una memoria de su muerte, sino que Jesús mismo nos muestra y enseña a enfrentar el dolor y la muerte, con valor y piedad.
Con su dolor y muerte nos podemos identificar cuando experimentamos dolor en la vida, cuando hay un fracaso, una enfermedad, o pérdida de algo o de alguien amado. ¿Quién no ha recorrido su propio Calvario? Así se llamaba el lugar donde Jesús camino con la cruz a cuestas para llegar al lugar de su crucifixión.
¿Cuántas veces nos hemos sentido impotentes ante el dolor y no nos queda otra cosa más que caminar con la cruz a cuestas?. Es aquí, en esos precisos momentos en donde el hombre se derrumba; o la fe y su confianza en Dios le permite pensar que ese dolor puede ser transformado por El, que todo lo puede, aunque en esos momentos pareciera que no esta presente.
Jesús no solo sufre la injusticia de los hombres sino, que toma nuestras culpas haciéndolas suyas, y hasta es capaz de perdonar a sus verdugos por amor. Si alguien tendría una buena justificación para no perdonar, fue Jesús, ya que El nunca ofendió a nadie, sin embargo, no deja pasar la oportunidad de enseñar a sus presentes y futuros seguidores acerca de la importancia del perdón, porque sin el no podremos ver a Dios.
Instantes antes de su muerte, Jesús alcanza a decir:
“Padre porque me has abandonado…” (Mc. 15, 34 (b), esto me enseña que a veces podemos sentirnos abandonados por Dios Padre, pero esto no significa que así sea.
Para una gran mayoría, incluyendo a sus discípulos y seguidores, la muerte habría terminado con la historia de Jesús. Sin embargo, Dios Padre tendría la última palabra. Así es Dios siempre. El nos puede sorprender con su bondad, amor y poder en el día menos esperado. Llegó el día domingo y que domingo.
Jesús venció a la muerte. San Pablo grita con júbilo: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley. Más a Dios gracias, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo. (1 Cor 15: 55-57).
Hasta ese momento la muerte era como la gran victoriosa ya que nadie podía superarla.
El suceso de ese glorioso domingo cambio el destino de millones a lo largo de la historia. Si, de todos los que hemos creído en El y en que su poder es infinito y que si el venció la muerte sus discípulos, seguidores y creyentes lo harán también, porque esa es su promesa.
Hace ya unas semanas que puedo decir que viví unos de los momentos más difíciles de mi vida. Recorrí mi propio Gólgota, mi propio Calvario al ver a mi madre partir.
En un momento de esa vivencia, escribí esto:
Sabia que un día tenias que partir, más cuando llego el día, me causo dolor el verte salir. Solo pude verte y apretar tu mano con cariño y mucho amor, sabiendo que llegaba pronto tu domingo. EL APRETAR DE TUS DEDOS ME DECIA QUE ME ESPERARIAS CUANDO LLEGARA ESE DIA.
Mis amigos he muerto con Cristo y en El he depositado mi confianza y se que en El mi vida esta segura, como esta segura la vida de mi madre y de todos aquellos que han muerto en Cristo. Una gran confirmación tuve de mi fe en este tiempo. Ahora estoy aun más seguro que la vida sin Dios debe ser terrible y que la vida con Dios es lo más bello que me pudo suceder en esta vida. En este recorrido de mi propio Gólgota no iba solo, recuerdo que a Jesús le ayudo a cargar la cruz un Cirineo. A mi me sostuvo el mismo Jesús. El personalmente me volvió a decir en esos momentos:
“No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; sino fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar.” (Jn 14, 1-2). No cabe duda que para enfrentar momentos difíciles en la vida, no existe algo mejor que nos pueda ayudar a enfrentarlos, que nuestra fe en Cristo. Recordemos que la liturgia de la Santa Misa nos dice cada vez: Por Cristo, con El y en El..., y ahora nos toca hacerlo vida abundante en nosotros.
La resurrección del Señor es paz, misericordia, es perdón, es bondad, es retorno al paraíso, es alabanza permanente. En mis días posteriores a la muerte de mi madre, tuve oportunidad de leer acerca de un acontecimiento en la vida de un personaje. Se cuenta que en cierta ocasión Martin Luther King iba a dar una conferencia acerca de los derechos humanos, cuando notó que un pequeño niño de raza negra se encontraba al frente de su auditorio. Esto sorprendió a Martin Luther King, quien preguntó a uno de sus ayudantes acerca del niño. Este le contestó diciendo que aquel niño negro había sido el primero en llegar al auditorio.
Cuando terminó el discurso de Martin Luther King se soltaron globos de diferentes colores al cielo, los cuales el pequeño niño no dejaba de mirar. Esto llamó la atención de Martin Luther King, quien levantó tiernamente al niño en sus brazos. El pequeño mirándole le preguntó: "Señor King… ¿Los globos negros también ascienden al cielo?" A lo cual el Señor Martín Luther King le respondió dulcemente diciéndole:
"Los globos ascienden al cielo no por el color que tengan, sino por lo que llevan adentro...".
¡Animo mis amigos porque Jesús ha resucitado ! ¡Aleluya, Aleluya!
Les doy las gracias por todo su apoyo durante este tiempo de duelo. Sus palabras de consuelo, sus condolencias y sus gestos de cariño nos acompañaron siempre. ¡Descansa en paz Mamá Chuy!... AMEN.
Agradezco también a todos ustedes por su continuo apoyo para mantener esta obra de Dios en pie, ahora con más ánimo y fuerza le serviré a mi Dios y les motivo a que me acompañen a hacerlo, ya que veo que miles de personas no gozan de lo maravilloso del amor de Dios y debemos luchar mientras tengamos vida por llevar este gran mensaje de esperanza y salvación a los miles que mueren día a día sin experimentar las delicias del Señor. Por favor, continúen sembrando en la viña del Señor con sus ofrendas y oraciones, Dios y todos nosotros se lo agradecemos.
También es mi deseo enviar un afectuoso saludo a todos mis amigos recluidos en los rehabilitación a quienes les pido que su fe se afirme en el resucitado, pues El no ve las culpas y los pecados nuestros, sino nuestra capacidad de arrepentimiento para recibir su misericordia y eterno amor, principalmente demostrado a aquel que a su derecha estuvo crucificado con El y le prometió que ese mismo día estaría con El en el paraíso.
En el poder de Cristo Resucitado y en el amor intenso de María Santísima de Guadalupe, aprovecho para desearle a usted y su familia unas felices pascuas de resurrección. Su amigo,


Noel Díaz


P.D.


Gracias por el gran apoyo recibido a todos mis hermanos obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, hermanas y hermanos en la fe, sus oraciones y misas ofrecidas fueron una fuerza de bendición, lo que agradezco en nombre de toda mi familia. Dios les bendiga por su actitud y aprecio.

Espero ver y saludar a muchas parejas el próximo 1 y 2 de mayo, fecha en que celebraremos el Congreso dedicado con una unción muy especial, para tu familia y tus hijos. Un hogar sin Dios no es hogar lleno de paz y felicidad. Ven y no faltes, el Señor mismo les estará esperando. Hombres y mujeres son ahora los invitados pues la vivencia HOY es unidos como familia. No permitan que el enemigo les impida recibir esta bendición.

Agradesco a todos aquellos que fielmente participaron de la reciente campaña que llevamos a cabo de protagonistas.

Le damos gracias a Dios que nos permite celebrar este 3 de Abril el vigésimo sexto aniversario llevando las buenas nuevas de salvación.




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