Las Buenas Nuevas

La palabra herencia por lo general tiene sinónimo de bienes y dinero. En esta reflexión tengo como meta que cada uno de nosotros nos demos a la tarea de reconocer, valorar y descubrir cosas de incalculable valor que poseemos y no hemos valorado. Hemos recibido una herencia de alto valor, pero como no la hemos reconocido, todavía no podemos disfrutar de sus beneficios y eso es una verdadera lástima.
Creo que la palabra herencia entre los pobres no es muy común. En la etapa de mi niñez y adolescencia viviendo con los mínimos recursos, esta palabra solo la escuchaba en las películas de la televisión y por lo general relacionada con bienes, propiedades y dinero de familias de buenos recursos. Pero cuando llegue a ser padre, comencé a entender el significado de esta palabra e interiormente me preguntaba… ¿qué les dejaré a mis hijos el día que yo muera? Es verdad que los padres debemos ser los proveedores y trabajamos arduamente para ofrecerles a los nuestros un buen porvenir, que incluye, vivienda,sustento, estudio y con la ayuda de Dios, hasta la posibilidad de dejarles algún bien material. Considero que a esto le llamaríamos herencia material. Sin embargo,hay otra forma de ver y entender esta palabra herencia, y es saber que todos somos capaces de dejar algo que va mas allá de lo material y a eso les llamaré valores espirituales y morales.
En las sagradas escrituras encontramos esta palabra herencia en diferentes connotaciones. Dice Romanos 8, 14:17: “Todos los que son guiados por el espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino un Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: “¡Abbá! ¡Padre!”. Este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él, para estar también con él en su gloria”
Nosotros tenemos un Padre que nos ha reconocido como hijos y nos ha dejado una gran herencia, él es nuestro Padre celestial y nos ofrece su Espíritu. Cuando yo entendí que tenía un Padre, aparte de mi padre biológico y que ese Padre me ama y que siempre me ha amado, y más aun que él por ese inmenso amor me ha hecho participe de una herencia de incalculable valor.
Todo lo que él me ha dejado se encuentra registrado en un testamento dividido en dos partes en su Santa Palabra (Biblia). Cuando a una persona se le hereda se debe dejar por escrito y bajo lo que establece la ley. Si a una persona se le otorga una herencia,la misma debe comunicarse al o a los beneficiarios y cual es el contenido de la misma. De igual forma nosotros debemos saber que somos herederos del Padre y que sus promesas son garantía y son verdad.
Como padres debemos luchar por dejar a nuestros hijos,aparte de lo material,una herencia de valores espirituales y morales. Hoy quiero aprovechar la ocasión para darle gracias a Dios por la gran herencia que me dejo mi mamá, su esfuerzo personal por darme su amor, dedicación y por llevarme de la mano a los caminos de Dios y de María Santísima. Esa fue mi mejor herencia.
Tal y como lo dice la escritura descrita anteriormente: “Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino un Espíritu que los hace hijos de Dios”, es una de las enseñanzas que mi madre me dejo en herencia y que hasta hoy esa promesa me a dado maravillosos resultados, especialmente al saber que mi Padre celestial me confirma que no me dejará nunca solo y que Jesús el Señor nos prometió: “yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos”. A este respecto, recuerdo que una vez escuche a mi mama tener una conversación con una señora y le decía:
Noel no tiene miedo, por las noches lo mando a tirar la basura y aunque es un niño, no es miedoso. Al escuchar esto pensaba, mi mama dice que yo no tengo miedo. Pero yo no le confesaba que cuando iba a tirar la basura por las noches,si sentía temor. Sin embargo,desde esa ocasión cada vez que fui a tirar la basura en la noche,sus palabras resonaban en mi mente, “Noel no tiene miedo” y eso me armaba de valor y el miedo era eliminado. Ese concepto en los labios de mi madre son los valores de herencia que eliminaron mi temor.
Mis amigos, todos tenemos una herencia, ¿lo sabía usted? ¿Y si lo sabe esta disfrutando de ella? Realmente deberíamos de ser dichosos los hijos de Dios. Tenemos la herencia que nos ha dejado Jesucristo en los apóstoles, los padres de la iglesia, santas y santos y en si la iglesia y toda esta herencia que a lo largo de los siglos ha costado sangre y grandes sacrificios.
Pero también quiero reconocer el amor inmenso y todos los esfuerzos y beneficios recibidos de parte de nuestras madres que nos han dado buena parte de su vida y de su ser, como herencia. Por su fiel amor, sus enseñanzas de fe y de esperanza.
Hoy quiero agradecer en una forma especial a las madres que nos están dejando una gran herencia de valores en sus familias. Felicito a cada madre que sin esperar nada a cambio dan lo mejor de sí. Te pido de favor que si tú tienes hoy a tu mamá, especialmente a los jóvenes de hoy, valoren en ella esta herencia que recibes de Dios padre. Recordemos que Jesús nos enseñó el verdadero camino del amor. Y nos compartió a su madre y nos la dejo como herencia, cuando el estaba en la cruz. María nos ha dejado su ejemplo de vida y entrega en nuestras madres y ellas nos han dado su amor.
Toda persona que recibe una herencia la disfruta para vivir mejor. Ahora bien,usted como heredero esta llamado a disfrutar de su herenciaPara disfrutar hay que vivir bajo el poder del Espíritu Santo y hacer todas las promesas del Señor suyas y nuestras.
Debemos de aplicar a nuestras vidas las enseñanzas del Maestro,lo que nuestros padres y madres nos han enseñado, y a su vez enseñarlo a nuestros hijos, de esta manera estamos heredando y compartiendo una gran herencia de valores,al fin de todo seremos recordados por lo que vivimos y por lo que contribuimos a mejorar nuestro mundo. Le invito a declarar: “soy heredero del Señor y tengo una gran herencia y voy a compartirla y a vivirla con mi familia y mi comunidad”
Un saludo especial de consuelo a todas aquellas madres que se encuentran alejadas de sus hijos debido a las circunstancias, ya sea por la distancia o porque sus hijos se encuentran recluidos en centros de detención, reformatorios u hospitales. Que el Señor conforte los corazones de madres e hijos.
Que en el día de la madre todos podamos decir a una sola voz: “Gracias mamá por la herencia de fe que me has dado o me has dejado. Dios te lo pague con abundantes bendiciones”. Un abrazo y beso a todas las madres que reciben mi carta, Dios las bendiga hoy y siempre.

Gracias a Santa María de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra por su amor hacia nosotros sus hijos, y gracias por su permanente intercesión delante de Jesús. Para Sara, mi amada esposa, gracias por ser una gran madre de nuestros hijos y ahí me incluyo yo también.
Es mi deseo que en este Pentecostés se renueve la llama y el fuego del Espíritu Santo en todos ustedes, para que permanezcan firmes en nuestra fe y el amor a Dios, al prójimo y a María Santísima. Su amigo de siempre.


Noel Díaz


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