Tan pronto dio inicio la Cuaresma el miércoles de ceniza, vino a mi mente la Palabra de Dios que nos dice: "Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad” (Ef.4, 22-23).
Todos estamos enterados de que la Cuaresma es un tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Es tiempo de: escuchar la Palabra de Dios, conversión, recordar el Bautismo, la reconciliación con Dios y con los hermanos, la oración, el ayuno y la ofrenda (Cfr. CEC 1438). Cada año nuestra Iglesia Católica nos invita en este tiempo de Cuaresma a considerar con ojos de fe, nuestra condición de hombres y mujeres creados por Dios y llamados a una vida de gozo y plenitud. Esta meta es algo real, porque tiene en la persona de Jesucristo su momento único de ofrecimiento y realidad. Por ello debemos considerar la cuaresma como un tiempo de reflexión sobre nuestra vida a la luz de Jesucristo, pero también como un tiempo de decisión frente a El y a su mensaje. No tendría sentido esta afirmación, sino creyéramos que El es el Hijo de Dios "en quién reside toda Plenitud" (Col. 1,19), y que nos ha sido enviado para hacernos partícipes de su misma vida. Es importante, además, preguntarnos al inicio de la cuaresma, acerca de nuestra disposición de cambio para avanzar en este camino de gracia y de conversión. Sin esta actitud o disposición el tiempo de la cuaresma perderá para nosotros la riqueza de su propuesta, y la posibilidad de renovarnos para alcanzar aquella realidad del "hombre nuevo creado a imagen de Dios".Desconocer o no asumir desde la fe esta dimensión de nuestras vidas es renunciar a la condición de ser hijos de Dios y protagonistas necesarios en la obra de elevar y humanizar el mundo de la creación. Nuestra primera mirada para comprender nuestra condición es contemplar a Jesucristo, que es la clave para entender el misterio del hombre. Lo que acontece en Cristo es verdad y fundamento de nuestra vida. Su mensaje de conversión es un llamado y una propuesta a nuestra libertad en el que nos presenta el camino auténtico y exigente de una vida nueva. Nos habla de renuncia, es cierto, pero no pongamos sólo el énfasis en el "despojarnos del hombre viejo", sino en el "renovarnos y revestirnos del hombre nuevo". La renuncia es condición y se refiere al despojarnos de todo aquello que se opone a la dignidad del hombre, es renunciar al pecado y a sus obras como lo hicimos en las promesas de nuestro bautismo. Pero cuaresma es principalmente tiempo de contemplación de la persona y del mensaje de Jesucristo, que abre e inaugura un tiempo de esperanza en la vida del hombre.
Recuerdo con mucho aprecio el favor que Dios me hizo al llamarme a su servicio a través del amor que despertó en mí por las Sagradas Escrituras. Y ese camino de reflexión me hizo entender con mucha estima el apreciarme como obra de Dios, pero al mismo tiempo también pude comprender con tristeza y dolor que la obra del hombre nos hace vivir bajo el ropaje del hombre viejo, con el estigma del pecado que nos avergüenza. Esta situación me hace recordar, a propósito, una historia que recién acabo de leer en un libro y que me parece tiene mucho que ver con nuestra situación personal.
La breve historia nos dice: “Había un niño que visitaba a sus abuelos en su granja. Un día le regalaron una resortera para que jugara afuera en el campo. El niño practicó mucho, pero nunca pudo darle a su objetivo. Ya un poco desanimado regresó una tarde a la casa para la cena. Mientras caminaba de regreso vio el pato más querido por su abuela. Y como un impulso, le dejó ir un golpe con la resortera, le pegó al pato en la cabeza y lo mató. Estaba impresionado y consternado. En un momento de pánico, escondió el pato muerto entre una pila de madera, en ese momento se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Martha lo había visto todo, pero no dijo nada. Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo, "Martha, vamos a lavar los platos". Pero Martha le dijo: "Abuela, Juanito me dijo que él quería ayudarte en la cocina”. Luego le susurró a él "¿Recuerdas el Pato?" Así que Juanito chantajeado lavó los platos. Más tarde ese día, el Abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la Abuela dijo, "Lo siento pero necesito que Martha me ayude a hacer las compras". Martha sólo sonrió y dijo "Bueno, no hay problema porque Juanito me dijo que quería ayudar. Ella susurró nuevamente "¿Recuerdas el Pato?" Así que, Martha se fue a pescar y Juanito se quedó ayudando. Después de varios días en los cuales Juanito hacía tanto sus tareas como las de su hermana Martha, él finalmente no pudo soportarlo más. El le confesó a su Abuela que había matado el pato. La Abuela se arrodilló, le dio un beso y un abrazo y dijo. "Corazón, Yo lo sé". Sabes, yo estaba parada en la ventana y vi todo lo que pasó. Pero porque te amo, yo te perdono. Sólo me preguntaba cuánto tiempo más permitirías que tu hermana te hiciera su esclavo".
Amigos, Dios ha visto y sabe tu vida completa. El quiere que sepas que te ama y que estás perdonado. El sólo se está preguntando cuanto tiempo dejarás que el Diablo te haga un esclavo. Esta época es especial para recapacitar en nuestro hombre y mujer viejos. Lo maravilloso de Jesús es que cuando tú le confiesas tus pecados, le muestras arrepentimiento y le pides perdón. El no sólo te perdona sino que olvida - Porque somos salvos por medio de la Gracia Misericordiosa de Jesús. Te recomiendo que hoy mismo hagas la diferencia en tu vida y aproveches la oportunidad de saber que siempre: ¡JESUS ESTA EN LA VENTANA!
De igual manera, quienes alguna vez abandonamos la casa paterna, como aquel muchacho del capítulo 15 del evangelio de san Lucas, hemos sentido luego la nostalgia de haber abandonado el hogar. Tarde o temprano llegamos a sentir esa ausencia en el fondo de nuestro corazón, y es por ese motivo que nuestra Iglesia nos ofrece el tiempo propicio para que a través del recogimiento podamos tener oportunidad de sentir la necesidad de retornar al Padre por el único medio que tenemos al alcance…, nuestro Señor Jesucristo. Recordemos que convertirse no sólo es revisar la vida frente a unos valores éticos o recuperar la autoestima. No equivale a una liberación sicológica. Es ante todo un cara a cara con Dios, Padre misericordioso y un retomar la promesa dada a través de las palabras mismas de Jesucristo: “…pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Recordemos queridos amigos que la Cuaresma es la ocasión para encontrarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios. En cada uno de nosotros hay un corazón que está esperando llenarse con el amor de Dios, y es por eso que “en este tiempo favorable” que es la Cuaresma, Dios nos invita por medio del Profeta Joel a volver a Él con todo el corazón, volvemos a nuestro interior y descubrimos allí el llamado de Dios a una entrega más generosa, a un compromiso más eficaz y a descubrir la hermosura de la vocación cristiana que hemos recibido en el Bautismo en todas sus dimensiones, logrando de esta manera ser auténticos “discípulos y misioneros de Jesús para que en Él todos tengan vida”.
Cariñosamente le recuerdo a mis amigos que todos hemos sido liberados por Cristo y el precio que pagó para obtener la libertad de la humanidad fue su sangre derramada en la cruz, el mismo lugar en donde fue vencido Satanás, el padre de la mentira y origen de todas las esclavitudes y del mal en el mundo. En Cristo, todos somos hijos de la redención y de la victoria, de la gracia sobre el pecado, de la verdad sobre la mentira, de la libertad sobre la esclavitud.
Que en esta Cuaresma cada uno de quienes tienen oportunidad de leer la presente, aunque se encuentren físicamente recluidos en los centros penales de readaptación, o presos por sus adicciones o pecados, reconozcan que pueden alcanzar su libertad en plenitud por medio de Jesucristo, pues si bien es cierto que Cristo murió, también es cierto que resucitó y si creemos en El, también nosotros resucitaremos con El a la liberad que nos devuelve la plenitud de la vida. Les recuerdo una vez más que ¡JESUS ESTA EN LA VENTANA! AMEN.
Agradezco profundamente a todos ustedes que aun en tiempos difíciles, han permanecido fieles a esta obra que Dios realiza y lleva a cabo en beneficio de su pueblo y sobre todo por todas sus oraciones y donaciones que nos animan a continuar haciendo el esfuerzo de llevar la Palabra de Dios a los confines de la tierra a través de todos los medios de comunicación. Que la alegría de la victoria en Jesucristo sea la recompensa para todos ustedes y que Dios les continúe bendiciendo en abundancia.
Su siempre amigo en Jesucristo y Santa María de Guadalupe,
Noel Díaz
P.D.
Dejo constancia de mi agradecimiento al Cardenal Roger Mahony y la Arquidiócesis de Los Angeles, por haber reconocido la labor llevada a cabo por El Sembrador Nueva Evangelización –ESNE- al habernos otorgado un reconocimiento especial en su premiación anual y que compartimos con todos ustedes que son parte de esta obra del Señor.
Tenemos necesidad de movernos a un nuevo edificio y necesitamos de su ayuda. El 8 de Marzo retomamos la campaña llamada PROTAGONISTAS, necesitamos de familias y/o personas que nos ayuden financieramente a obtener los fondos para el nuevo edificio de nuestras instalaciones administrativas, estudios de radio y televisión. Por favor ayúdenos y una vez mas salgamos adelante para la gloria del Señor. Si usted desea ser un PROTAGONISTA por favor de comunicarse con Fany Jaimez al Tel. 818-260-0222 ext. 2241.