Las Buenas Nuevas


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DICIEMBRE 2010

Diciembre mes que trae consigo mucha nostalgia, añoranza y regocijo. Para algunas personas esta Navidad no será igual, porque ya no estará su ser querido a su lado o han perdido sus trabajos y casas por la situación económica.
Meditaba hace algunos días, que en este tiempo también mucha gente cae en depresión por las situaciones difíciles que se viven en el mundo. Al mismo tiempo me doy cuenta que en este tiempo la gente está preocupada en comprar regalos y van dejando el verdadero significado de la navidad. No dejemos pasar lo que nos dice San Lucas (4,19), de aprovechar el año favorable de Dios. Cuando recibí el llamado personal al servicio del Señor, ese era mí tiempo, ese era el momento preciso en el que Dios me pedía que lo escuchara y atendiera su amorosa invitación y desde entonces entregue mi vida a El. Ahora te invito a que juntos vivamos el Kairos (el tiempo de Dios).

Por esa razón es que viene a mi corazón y mente la escritura que nos dice:
«Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera como a hijos» (Gal 4, 4-5). ¿Cómo reconocemos y entendemos el tiempo de Dios?. Al inicio de su evangelio, San Lucas nos relata claramente como Dios interviene en la historia de los hombres de una forma única. El evangelista describe con todo detalle lo que paso antes del nacimiento del Mesías. Presenta a Zacarías e Isabel su esposa, como una pareja que temían a Dios y que vivían en obediencia. Sin embargo, Isabel era estéril y avanzada en edad. El Dios de los imposibles se hace presente en sus vidas y les concede ser padres. Cuando nace el niño se le da el nombre de Juan Bautista, un personaje bíblico de quien había hablado el profeta Isaías (40, 3): «Una voz grita, preparen en el desierto el camino del Señor...». El venia a preparar el camino y su mensaje era ¡VUELVANSE A DIOS! ¡Cambien su forma de vivir!

Tiempo después llega la Anunciación de la venida del Mesías, El ungido, lo cual aconteció por medio del ángel Gabriel a una jovencita enamorada de su Dios.
Este era el tiempo de Dios y es por eso que se le llama la plenitud de los tiempos. El pueblo de Dios vivía en tristeza y conquistados por un pueblo pagano. ¡Qué ironía! Un pueblo que adoraba dioses falsos tenía a su disposición al pueblo del Dios todopoderoso. ¿Qué había pasado con ellos? Lo mismo que podemos observar en el curso de la historia, desde que salen de Egipto comienzan a murmurar y a darle la espalda al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, El Yo Soy.

Estimados amigos, la navidad no es solo una linda historia y un lindo y alegre tiempo, es la historia que se repite y viene para cambiar nuestra propia historia para bien, para salir de la tristeza y la esclavitud en que a veces nos encontramos. Navidad es el tiempo para celebrar el nacimiento a una nueva vida, llena de Esperanza. Esta navidad y el comienzo de un nuevo año es también un tiempo de Dios para tu vida. Jesús debe ser adorado en espíritu y en verdad, esto significa reconocerlo como Salvador y Señor de tu vida. No dejemos que el tiempo de Dios se escape de nuestras manos, porque El lo que desea hacer es bendecirte y manifestarte su gloria.

Que no se nos olvide lo que dice San Juan:
«Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron» (Jn 1, 10-11). Estos que no lo reconocieron dejaron pasar el Kairos, el tiempo de Dios. Los que lo reconocieron encontraron la vida y la vivieron en plenitud, en abundancia, bebieron de la fuente de vida, probaron las delicias del Señor. El se convirtió en su Dios y ellos en su pueblo. Esta es la Buena Noticia que los ángeles les dijeron a los pastores: « ¡No tengan miedo! Hoy les ha nacido un Salvador que será motivo de alegría ». Esas benditas palabras contenidas en esta escritura deben resonar en nuestros corazones: “no tengan miedo”… porque Jesús es nuestra esperanza en el día de hoy. No importa en donde te encuentres y los problemas que tengas, el Señor es nuestra esperanza. Tal vez te encuentres enfermo, en un hospital, privado de tu libertad o te encuentres atado a alguna adicción; o simplemente tus ataduras son las circunstancias de tu vida o tu misma inexperiencia. Mis amigos, Dios les provee este tiempo de concordia y de perdón en la venida del Mesías, para aceptarlo en sus corazones y encontrar en El la solución a todo tipo de conflictos, ¡Jesús es la solución! Y todo depende de ti, porque El te espera.

No dejen escapar este tiempo que Dios les ofrece, y que reconozcan su presencia viva en su entorno. Que a pesar de todas las dificultades reconozcan que hay esperanza en El Niño que nace en el pesebre de tu alma.
En su sencillez y pobreza nos ofrece la más grande de las riquezas, su amor incondicional. Si hablamos de regalos debemos saber que el regalo más grande que una persona puede recibir, es que alguien de su vida por él. Y Dios Padre nos dio su más precioso regalo, lo que El más ama, su Hijo Jesucristo. Este es verdaderamente un regalo que no tiene precio y que lo único que debes hacer para recibirlo es aceptarlo.

Que interesante es comprender que los israelitas esperaban al Mesías para que viniera a darles la libertad que no tenían, sin embargo, ellos no entendieron el tiempo ni el mensaje de Dios. Jesús nació y murió y ellos siguieron bajo el régimen romano, podríamos interpretar que Dios estaba más interesado en liberarlos de la esclavitud de su egoísmo y de su falta de fe. Esta es una lección muy grande, que nos enseña que cuando esperamos la ayuda de Dios, pensamos que debe venir como nosotros se la pedimos. Pero recordemos que El sabe mejor lo que necesitamos. Por eso, le ruego a Dios que sus sueños y deseos sean los mismos que El tiene para ti y que si tus sueños no son compatibles con los de El, que sepas conocer la diferencia y no dejes escapar el tiempo de Dios en tu vida… AMEN.

Les doy las gracias a todos los que apoyaron y apoyan a El Sembrador, especialmente en estos momentos difíciles donde muchos están perdiendo sus trabajos y casas gracias por seguir confiando en esta obra de Dios. Seguiremos adelante con su ayuda y elevo mis oraciones por cada uno de ustedes. La gran familia de El Sembrador, mi familia, Sara mi esposa y mis hijos, junto conmigo, deseamos que en esta Navidad y el año nuevo, el Niño Jesús les conceda mucha alegría y esperanza para usted y cada miembro de su familia.
Que la Santísima Virgen que tendrá entre sus brazos al Mesías nos muestre su divino rostro, que Ella que vino a América en su advocación de Santa María de Guadalupe nos lleve a EL para consagrarnos y adorarlo según es su deseo. Nos acogemos a Ella y a su misericordiosa intercesión.
QUE EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPIRITU SANTO LES COLME DE SU AMOR Y PAZ. FELICES PASCUAS Y UN PROSPERO AÑO 2011.




NOEL DIAZ



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