Diciembre 2008
DIOS REVELA SU ROSTRO A LA HUMANIDAD
Cuando leemos el Antiguo Testamento, podemos darnos cuenta que por lo general, cada vez que Dios entra en la historia de la humanidad, pareciera que es con estruendos de acción e intervención por la desobediencia del hombre. Una frase que encontramos muy a menudo es: NO TENGAN MIEDO o NO TENGAS MIEDO. Es como si cada vez que Dios aparece en la escena de la vida del ser humano son malas noticias o situaciones adversas. Veamos algunos casos a manera de ejemplo: Cuando Adán y Eva pecan, Dios los llama y les hace saber lo que hicieron y les dice que desde ese momento la vida de ellos ya no es ni será la misma, habrá sufrimiento, dolor y muerte. Más adelante y después de pasar un tiempo, vemos que Dios esta muy disgustado por el pecado de la humanidad y piensa en terminar con todos los seres humanos. Es entonces cuando el Señor envía un diluvio y mueren todos, menos la familia de Noe. Dios interviene en la historia de la humanidad, pero no con buenas noticias para los desobedientes, ya que los pecadores mueren ahogados. Posteriormente vemos que Dios decide terminar con Sodoma y Gomorra a consecuencia del pecado y Abraham le suplica que si hubiera unos cuantos justos el debe de perdonar a estas ciudades y cambiar su decisión implacable. Pero la verdad es que no había un solo justo con excepción de su sobrino Lot, su esposa y dos hijas. Es así que Dios termina con fuego y azufre con estas dos ciudades.
Estas intervenciones de Dios a través de la historia, fueron creando un ambiente de miedo y terror en el pueblo elegido. Los acontecimientos se repiten una vez más cuando Dios desea liberar a su pueblo de la esclavitud y elige a Moisés para tan difícil tarea. Los Egipcios pagaron un precio muy alto por no querer dejar libres a los Israelitas al contravenir la voluntad del Señor. Dios despliega su poder con las plagas y muchos mueren. Creo que muchas personas hoy en día aun sienten lo mismo que sentía el pueblo de Israel…, MIEDO de Dios. Bajo este concepto, ahora podemos entender a nuestros abuelos, padres y ancestros, que nos decían con tono amenazante: DIOS TE VA ACASTIGAR. Vale la pena aclarar que Dios no castigaba, sino que era justo y su justicia divina era implacable, pues el proveía todos los medios para que se diera cumplimiento a su ley de amor, siendo obedientes a sus preceptos.
Considero que esta puede ser una de las razones por las cuales hay muchas personas que al leer el Antiguo Testamento, se preguntan constantemente ¿porqué Dios permitió este castigo, si El es amor? ¿porqué tanto derramamiento de sangre si entre ellos había algunos inocentes?. Solo cuando logramos entender el plan de Dios desde la perspectiva de la enseñanza de la iglesia y con mucha meditación y oración podemos darnos cuenta que Dios no es ningún castigador o el Dios severo que no permite que nadie se equivoque. Dios es el magnifico y maravilloso Padre que continua apasionado con los seres humanos, obra de su creación y de sus manos.
A veces pareciera que Dios se encuentra frustrado y le advierte a su pueblo: por desobedecer mis mandamientos te puede suceder esto y lo otro. Pero después y casi instantáneamente les dice los perdono y voy olvidarme de lo que paso ayer, de lo que me hicieron, pues ustedes son la niña de mis ojos.
Los profetas se la pasaron anunciando y denunciando y en sí era su misión, pero nuevamente vemos que su anuncio incluía departe de Dios, catástrofes y calamidades. Al pobre de Jeremías lo echan a una cisterna, un pozo, y lo quieren matar porque ya no soportan sus mensajes de destrucción a cambio de su mal comportamiento, me refiero a quienes ya se habían olvidado del Señor, pues para ellos eran malas noticias. Por esta razón y otras similares, es que mataban a los profetas. Jesús llego a decir: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!” (Lucas, 13:34). Viendo este cuadro así e imaginando la escena, es fácil entender porque encontramos tantas veces las palabras pronunciadas por nuestro Padre Celestial: NO TENGAS MIEDO, tanto en Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Nos narra con gran detalle el evangelista San Lucas, el momento cuando Dios interviene en la historia de la humanidad por medio del Arcángel San Gabriel y después del saludo a la joven María, inmediatamente le dice: NO TENGAS MIEDO: “El ángel entró en el lugar en donde ella estaba, y le dijo: íSalve, llena de gracia! El Señor está contigo. María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: –María no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios.”. (Lucas 1: 28-30).
Dios sabe perfectamente que muchas veces nos es muy difícil entender cómo El actúa y hace las cosas. En esta ocasión de la historia, Dios Padre iba ha hacer algo que jamás había hecho antes. Ahora El había decidido que este era el tiempo para revelarle a la humanidad su ROSTRO y mostrar quien es El y cual sería el nuevo propósito para sus hijos. En esta ocasión El decide hacerse uno como nosotros y establece su tienda, su morada entre su pueblo: “Y el Verbo se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad” (Juan 1, 14). San Pablo también nos dice: “Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: “íAbbá! íPadre!”. Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.” (Gal 4, 4-7)
La llegada del Señor a este mundo no fue con estruendos como en el Sinaí, sino que ahora llega como una suave brisa, tal y como se presentó en la experiencia con Elías: “Un viento fuerte y violento pasa delante de Yavé, hunde los montes y parte las rocas, pero Yavé no está en el viento. Después del viento viene un terremoto, pero Yavé no está en el terremoto. Después del terremoto, un fuego, pero Yavé no está en el fuego. Después del fuego, se sintió el murmullo de una suave brisa. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y mantuvo a la entrada de la caverna. Entonces se oyó una voz: “¿Elías, qué haces aquí?” (I Reyes 19, 11-13).
Muchas veces Dios llega a nosotros de una manera sutil y hasta inadvertida, de tal manera que nos hace pensar que es obra de la casualidad. Pero la verdad es que no, Dios nos sorprende muchas veces, porque cuando nosotros no lo esperamos, El llega y se hace presente. O bien esperamos su respuesta en una forma y El nos responde de otra forma a nuestra petición. Lo más importante es que siempre el Señor nos responde y lo hace de la manera que El quiere.
Lo que me parece interesante del nacimiento de Jesús, es que fueron unas cuantas personas las privilegiadas de haber sido testigos de este gran acontecimiento. El resto de la humanidad estaban ocupados en otras cosas para ellos importantes. Cada vez que celebramos la navidad, el acontecimiento de la venida del Salvador a este mundo, me cruzan dos sentimientos muy fuertes. Uno, es que es una época donde se siente en el ambiente un espíritu de búsqueda de paz. La nostalgia se hace presente al poder recordar nuestra niñez y el pueblo o ciudad donde vivimos esos primeros años y a veces sentimos alguna tristeza por algún ser querido ausente, etc.. El otro sentimiento es ver a tanta gente correr de un lado a otro ocupados y preocupados por asegurar que tiene todo lo necesario para cumplir con los regalos, las comidas, los gastos de aquí y allá, sin embargo, aunque parecen despiertos, la verdad es que les sucede lo mismo que a los que estuvieron dormidos cuando nació Jesús.
Considero que en navidad hay dos grupos de personas bien definidos. Unos son los que están muy ocupados en sus satisfacciones personales y tratando de quedar bien con medio mundo, porque su interés está centrado en el mundo exterior. Y los otros, son todos aquellos que verdaderamente están atentos de la llegada del Mesías, del Enviado, del Salvador que nos ofrece la vida eterna y la dicha de estar con El por siempre. Es el grupo de los que están atentos a sus obligaciones personales, como los pastorcitos cuidando a sus animalitos y a quienes el ángel les advirtió también: NO TENGAN MIEDO. “Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos, y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: “No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor”. (Lucas 2, 8-11).
Confió que usted y todos los miembros de su familia estén abiertos y preparados para recibir al niño Dios, y ser testigos de que El es lo que realmente esperamos, porque es nuestra única y real esperanza. Hoy Dios nos invita a ser de los privilegiados que estamos siempre atentos a su venida y a su llegada. Recuerde que la verdadera navidad no es solo para comprar y recibir regalos, sino más bien es ocasión de darnos los unos a los otros, amándonos, perdonándonos y respetándonos, porque es la Navidad y los regalos que a Jesús le agradan por siempre. Amén.
Hoy es una buena ocasión para abrir mi corazón y decirle MUCHAS GRACIAS a usted y su familia, por todo lo que aportó durante el año para esta obra de Dios, sus oraciones y ofrendas han sido las que han sostenido de pie esta gran obra, especialmente en estos últimos meses que han sido muy difíciles.
Elevo mi oración con profundo agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por habernos llamado a servirle y ser verdaderos testigos de su amor. Le quiero desear a usted y a su familia que la bendición de Dios siempre esté presente en su hogar por medio de su Hijo Jesucristo y que el fuego del Espíritu Santo permanezca encendido en su corazón y en su hogar. Reconozcamos juntos que ya hemos recibido el regalo mas grande de parte de Dios: su eterno amor, su misericordia y su salvación.
Feliz Navidad y que el próximo año, Dios le conceda un 2009 lleno de plena dicha y felicidad, de parte de mi familia y de toda la Gran Familia de El Sembrador.
NOEL DIAZ