Noviembre 2008
TU TIENES EL PODER DE ELEGIR TU DESTINO
Que inmenso es el amor de Dios que nos concede tanto poder como para decidir nuestro destino, tanto para vida, como para muerte. Desde el mismo momento en que Adán y Eva decidieron probar del árbol prohibido, conocemos la diferencia entre la vida y la muerte, lo bueno y lo malo, lo que es mas sublime y maravilloso y la maldad y crueldad de los seres humanos.
Lo interesante de esto, es que dentro de nosotros llevamos este misterio de la luz y la oscuridad; en nosotros está el darle vida a una persona o destruirla. Es demasiado poder el que tenemos los unos, para con los otros. Podemos levantar o podemos aplastar; cada uno de nosotros elegimos nuestro propio destino.
Dios desde el principio nos ha llamado a vivir en comunión con El, sin embargo cada uno de los seres humanos tenemos la libertad de aceptar la invitación que él nos hace o de rechazarla. También eso es tener mucho poder. Me llama mucho la atención pensar, que el Dios creador que nos hizo, nos conceda el poder de rechazarle en nuestro libre albedrío. Esto es de maravillarse y de valorar el gran amor incondicional que El nos tiene. Si meditamos sobre las decisiones que cada uno tomamos, nos daremos cuenta que el resultado de hacer buenas o malas decisiones nos conducen a la vida o a la muerte, o subimos o descendemos.
Cuando Jesús aparece en la escena del mundo en su tiempo, unos lo siguieron y otros lo rechazaron; y otros lo mataron. Dice el apóstol Juan: “Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios”. (Jn 1,11-12).
Ahora bien, directamente le pregunto a usted: ¿Cuando Jesús vino a usted, lo recibió? ¿Acepto seguirlo? Confío con que su respuesta sea afirmativa. Me llama mucho la atención unas palabras que Jesús le dice a Marta en este relato de San Lucas: “Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: –Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude. Pero Jesús le contestó: – Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero solo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.” (Lc. 10. 39-42).
En esta parte final vemos que la elección de María ha sido la mejor y lo más interesante que a mi se me hace, es que le dice: … y NADIE SE LA VA A QUITAR. Es decir, que cuando ya has decidido seguir al Señor o haber aceptado su invitación, ya nadie te puede quitar lo que ya elegiste. Eso es poder y saber elegir nuestro destino. Hay pocas cosas en la vida que realmente podemos decir que nadie nos las puede quitar. Las cosas materiales las podemos perder en un instante, la casa, el auto, nuestros ahorros, el trabajo, los amigos, la familia, la salud y hasta la propia vida.
Con mucha razón es que hoy vivimos en la era de los seguros; hoy usted encuentra seguros para todo, ¿por que?. Porque no hay nada que materialmente se pueda sentir seguro y por aparte, los ladrones están a la orden del día. Por muchas razones le llamamos al evangelio Buenas Nuevas, por que en un mundo tan incierto hay algo que Dios dice que nadie nos lo puede quitar.
Lo que eligió María fue estar a los pies de Jesús. Esto significa algo más que sentarse y escuchar al Maestro. Es aceptar el amor de Dios por su bondad, es aceptar su misericordia al perdonar nuestros pecados, es aceptarlo a El como Salvador, es decidir seguirlo hasta las últimas consecuencias. Entonces es cuando tomamos control de nuestro destino. A esto se refiere Jesús cuando le llama la atención a Marta, y le dice que la parte que eligió María nadie se la podrá quitar. !No es esto, algo maravilloso!
Hoy en día muchas personas han dejado que las circunstancias de la vida y sus malas decisiones dictaminen para ellos un destino sin esperanza. Usted a sido llamado o llamada, para vivir con la seguridad de que su destino está seguro tanto en esta vida como en la otra, pase lo que pase, pierda lo que pierda, anticipadamente se que hay algo no me podrán quitar y ese algo es mi relación de fe, mi esperanza en Cristo Jesús. La única forma de perderlo es que yo lo permita no aceptando el llamado del amor de Dios, no reconociendo a Jesús en mi vida, no aceptando su muerte y resurrección.
Por esa razón yo dije al principio, que Dios nos ha dado el poder de decidir nuestro destino. Jesús les dijo a sus discípulos: “No tengan miedo de los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; teman más bien al que puede hacer perecer alma y cuerpo en el infierno.” (Mt. 10, 28). El diablo lucha a diario para quitarnos lo más preciado, pero el no tiene ningún poder sobre mi, mientras mi vida este escondida en Jesús. En otras palabras, mientras yo viva en fe mi relación con Dios, el no podrá quitarme lo que yo anticipadamente he escogido, entonces diremos como San Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Hoy mismo usted tiene que tomar la firme decisión de atesorar en el cielo, tal y como lo dice la escritura: “No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones entran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.” (Mt. 6, 19-21). Doy infinitas gracias a Dios por la oportunidad de compartir con todos ustedes esta reflexión la cual espero sea de beneficio en su vida, pues usted y su familia tienen un destino garantizado por Cristo Jesús. Amén.
La parte final de la anterior reflexión mensual aplica muy bien a lo que es el hecho de dar una ofrenda material, cuando la damos de corazón. La verdad es que estamos anticipadamente atesorando en el cielo. En estos tiempos económicamente tan difíciles, necesitamos estar más unidos que nunca apoyándonos los unos a otros. Si usted recuerda, el mes pasado usted recibió dos cartas diferentes, una de ellas especificaba la necesidad que tenemos de seguir llevando el mensaje de salvación a nuestros pueblos y a la cual muchos respondieron con su generosidad. Mil gracias por responder con un corazón agradecido.
Como en todas las familias, tenemos que compartir lo que esta pasando en la familia de “El Sembrador”. Desafortunadamente hemos empezado recortar horas de trabajo y algunas posiciones dentro del ministerio por el efecto económico, aunque confiamos que Dios nos ayudara a ser buenos administradores y suplirá nuestras necesidades para continuar sirviéndoles a cada uno de ustedes y a nuestros hermanos de todos los países donde nacimos, por que a ellos también les estamos llevando el alimento de vida, el evangelio de Jesucristo el Señor.
En este mes celebramos el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, y no podemos dejar de agradecerle a usted y su familia por su colaboración, sus oraciones, sus ofrendas y sus semillas de amor, que Dios le multiplique en abundancia, como solo El sabe hacerlo.
Que la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo le llenen de su amor a usted como a toda su familia, unidos en la intercesión de la tierna Madre de Dios y Madre nuestra.
Noel Díaz