Mayo 2009
SOLO ELLA PUDO CONOCER A JESUS COMO NADIE MAS
Hace unas semanas atrás, mientras estaba compartiendo un mensaje de la palabra de Dios por la radio, salieron de mi interior unas palabras que me sorprendieron. Dije: María, la Madre de Jesús tuvo que ser la persona que conoció mejor al Señor, aún más que cualquiera de sus discípulos más cercanos. Ella fue la persona que conocía al Maestro como nadie más.
Después de haberlo dicho así, este pensamiento me mantuvo en una constante meditación a lo largo de vario días, al extremo que hoy he decidido escribir sobre la persona que por siglos, la iglesia ha dado un lugar muy importante en la vida y salvación de la humanidad, la Madre de nuestro Salvador Jesucristo. Para nuestros hermanos no católicos en términos generales, María ha sido un personaje controversial, ya que dicen que los católicos, le pedimos a María como si ella fuera Dios o bien que la adoramos, y que por lo tanto somos idólatras, etc. Reconozco que hay personas y casos en donde por exceso de entusiasmo y confianza, se llega más allá de la veneración y casi se convierte en una adoración y por lo consiguiente, es estos casos estamos faltando al mandamiento de Dios, en donde se nos dice: “ No tendrás otros dioses delante de mi”. (Exo 20,3).
Hay católicos con muy buena intención de agradar a Dios, sin embargo eso no debe justificar que por exceso e ignorancia pecamos delante de El. Por otro lado a mi me causa mucho dolor que la mayoría de hermanos cristianos no católicos, se hayan dejado seducir haciéndoles creer que el personaje de María es una piedra de tropiezo. Claro que no lo dicen claramente de esta manera, sino en otras formas que parecieran tener aparentemente bases bíblicas, diciendo por ejemplo, que María la mujer más bendecida de todas las creaturas del universo, no debería de tener los méritos que nosotros reconocemos en ella, por el hecho de que según ellos, ella tuvo más hijos, aparte de Jesús.
Personalmente considero que si así hubiera sido y hubiera tenido más hijos, ¿ eso le restaría el mérito de ser la gran elegida de Dios Padre, para ser la portadora de la salvación? Ella se convirtió en un tabernáculo de carne, su cuerpo se convirtió en algo más grande que el lugar santo, aun más que el gran templo que construyó Salomón y que la Tienda del Encuentro.
De corazón lo digo, me causa mucha tristeza que mis hermanos no católicos se dejen llevar e influenciar por argumentos de hombres, dejando a un lado el poder ver con ojos de verdad y misericordia, el hecho de que Dios Padre envió a su Hijo a este mundo y su deseo y mandamiento fue que naciera de una mujer, tal y como lo dicen la sagrada escritura: “ Pero cuando se cumplió el tiempo , Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de dios.” (Gal, 4, 4-5).
Este es el gran misterio de fe que Dios nos ha dado, si decimos creer que Jesús es Dios, entonces Dios se encarno y al elegir a la mujer para hacer en su vientre su lugar de elección santo, su Tienda y Santuario, este hecho tan glorioso debe hacer que toda la humanidad se alegre y cante con júbilo por el solo hecho de que la escritura lo ha dicho. En el hombre, el ser humano no hay nada bueno, sin embargo, ahora Dios ve que hay algo donde El quiere hacer su morada, como un medio para llegar a toda la humanidad y mostrarnos el verdadero rostro de Dios. Pero aun más, las mujeres de todo el mundo deberían celebrar la gran manifestación de Dios porque decidió elegir el vientre de una mujer, y en ella todas las mujeres son mayormente bendecidas.
Hasta el día de hoy me es muy difícil creer que hay mujeres que rechacen a la Mujer, a la Madre del Hijo por quien se vive, porque ellas siendo mujeres deberían dar gloria a Dios por haber elegido el seno del sexo femenino para hacer su llegada a este mundo. A ella se le llama la Nueva Eva. La primera Eva se dejo seducir rechazando el mandato de Dios; en cambio María, la Nueva Eva respondió con convencimiento, y dijo: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra…”, su obediencia se manifiesta en las sagradas escrituras; fue fiel hasta el sufrimiento de la cruz, firme en el calvario, la primera en ser llena del Espíritu Santo a través de su Hijo Jesucristo y estuvo presente en la fiesta de Pentecostés.
En verdad digo todo esto con mucho respeto, porque se que muchos hermanos cristianos no católicos leen esta carta y algunos la compartirán con otros. Créanme que les tengo mucho aprecio y cariño, ya que hay muchas cosas buenas que nosotros los católicos debemos imitar de ustedes.
Si en los pulpitos se habla con poder de la bendita palabra de grandes personajes, como San Pablo, San Pedro, San Juan, David, Isaías, Daniel, Salomón, Abraham etc., entonces: ¿Cómo vamos a evadir al personaje que conoció a Jesucristo mejor que nadie, de todos los seres humanos?. Es cierto que hay tantas cosas que debemos aprender de los personajes anteriormente mencionados, pero cuando más importante es conocer a María, la Sierva de Dios; quien mejor que Ella para enseñarnos a amar al Mesías, ya que Ella fue la persona que convivió más tiempo con El.
Pocas son las palabras que María, la Madre de Jesús pronuncio y que quedaron escritas en la sagrada escritura, pero cada una de ellas se han convertido en un manantial de agua para los sedientos de querer saber como agradar y seguir los pasos de su Hijo Jesucristo, de saber cómo serle fiel en todo tiempo y de aprender a enfrentar el sufrimiento con paciencia, tal y como Ella lo soporto, sedientos de saber como servir a los demás, tal y como ella lo hizo con su prima Isabel, de saber como ser agradecidos y alabar a Dios, como Ella lo expresa en el Magnificat; sedientos de saber como permanecer fieles a Jesús en tiempos buenos como en tiempos difíciles. Por último, deseo pedirles que su consejo se quede grabado en nuestros corazones, cuando dijo muy claramente: “Hagan todo lo que El les diga”.
María siempre fue una persona humilde y sencilla. Ocupó el lugar que le correspondía. Por eso Dios nos invita a meditar que si acogemos en nuestro corazón al Hijo, también acojamos con ternura a su Madre, tal como lo hizo el apóstol Juan cuando Jesús en la cruz, le dijo: “- Madre, ahí tienes a tu Hijo. Luego le dijo al discípulo:- Ahí tienes a tu Madre. Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.” (Jn. 19, 26-27). AMEN.
En memoria de todas las madres dedico esta reflexión, porque todos necesitamos de su amor, estén con nosotros o no. Felicidades a todas las madres en este mes donde se celebra su día. Doy gracias a todas las madrecitas por todos sus sacrificios a favor de nosotros, sus hijos. También gracias les doy a todas ustedes, por si a algún hijo o hija suya se ha olvidado de agradecerle en esta ocasión, lo hago en su nombre de todo corazón.
Mamá gracias por tu amor incondicional hacia mi. Sara, mi amada esposa, gracias por ser una gran madre de nuestros hijos, incluyéndome.
Gracias a Santa María de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra por su amor hacia nosotros sus hijos, y gracias por tu permanente intercesión delante de Nuestro Señor. que en estos tiempos difíciles por los que el Pueblo de Dios atraviesa, es cuando más necesitamos de la bendición permanente del Señor. Todos ustedes que reciben esta carta mensual son nuestra bendición, pues con sus semillas de amor es como podemos llevar el mensaje de la salvación a todos aquellos que nos ven y nos escuchan a través de la radio y la televisión en los lugares más alejados de la civilización. Su aporte, su semilla de amor, tiene un efecto de bendición para otros, al mismo tiempo que usted también la recibe de parte de nuestro Señor y Dios.
Continuamos orando por toda las necesidades del pueblo de Dios, principalmente por aquellos que están pasando necesidades a consecuencia de la situación económica actual y por quienes tienen necesidad de trabajo. Oramos y le rogamos a Dios les de su bendición permanente.
Es mi deseo que en este Pentecostés se renueve la llama y el fuego del Espíritu Santo en todos ustedes, para que permanezcan firmes en nuestra fe y el amor a Dios, al prójimo y a María Santísima.
NOEL DIAZ