Una vez más iniciamos un nuevo caminar ante la llegada de un nuevo año y es probable que nos preguntemos: ¿Qué me espera en este año? ¿Qué será de? Eso me hace reflexionar en que la única firmeza y seguridad que tenemos es creer en el dador de la vida, que es Dios.
«Yo soy el Alfa y el Omega, dice el Señor, el Dios todopoderoso, el que es y era y ha de venir» (Ap. 1, 8). Mis amigos, Jesucristo es el es el principio y el fin. El testimonio de la Palabra de Dios está claro: «Porque todo lo que Dios es, se encuentra plenamente en la persona de Cristo». (Col. 2, 9).
Ser principio y fin significa que para Dios no hay espacio, ni tiempo. Jesús vive para siempre. Jesús mismo le dice a San Juan: «No tengas miedo, yo soy el primero y el último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves del reino de la muerte». (Ap. 1, 17-18). ¡Qué maravillosa noticia!
Si meditamos estas hermosas palabras, concluimos que Jesús vive y vivirá por siempre. Yo personalmente lo creo y estoy convencido de ello, pero ¿usted también lo cree así? Los seres humanos tenemos un tiempo y un espacio en el cual podemos alcanzar la plenitud de la vida y, por consiguiente, la salvación, la vida eterna. También tenemos otras opciones y podemos vivir sin esperanza y sin un verdadero sentido cuando no creemos en Jesús, el enviado del Padre. Al no creerle perdemos la vida y la vida eterna.
Debemos creer para ganar
Mi propuesta para todos y cada uno de ustedes, en el primer día del nuevo año es: CREER PARA GANAR, así como lo hizo María, nuestra madre y todos los santos de la Iglesia, quienes triunfaron en este mundo sin desanimarse, siempre con la ayuda de Dios. ¡Hoy tú puedes lograrlo!
El tiempo avanza tan deprisa, comienza un año y cuando menos pensamos ya terminó. San Agustín dijo: "Señor yo creo, pero ayúdame a creer". La clave de vivir una vida plena es responderle a Jesús con la fe puesta solo en él, y así no se nos vaya un año más en la desesperanza.
Mire lo que sucedió cuando la gente le hizo esta pregunta a Jesús: «¿Qué debemos hacer para realizar las obras que Dios quiere que hagamos? Jesús les contestó: La única obra que Dios quiere es que crean en aquel que él ha enviado». (Jn.6, 28-29). Entonces no solo es mi propuesta, sino la propuesta de Jesús para ti y para mí: QUE CREAMOS EN EL. Tal vez ustedes se pregunten en este momento: ¿Qué es creer? Sencillamente, poner toda la confianza, fe, sueños y proyectos en las manos del Creador. Por ejemplo, visualiza una montaña: aunque el camino sea largo y con obstáculos, confía que tú puedes lograr cruzarla. Visualízate ya en la cima, respirando y sintiendo el aire fresco, ya que tú has sido creado para triunfar. Eres un ganador.
Para comenzar a vivir un nuevo año, es necesario pues establecer metas objetivas y buscar que las mismas estén acorde con la voluntad de Dios. Una vez estableciendo esto, lo siguiente es trabajar, luchar, ser perseverantes y valientes para no desmayar en alcanzar dichas metas.
En el transcurso del tiempo será normal encontrar dificultades o adversidades, sin embargo, es importante no dejar de vivir cada momento con la esperanza puesta en el Señor. Considero que la gran diferencia entre la victoria o la derrota, está en la intensidad de creer, o más bien, en la fe que una persona puede llegar a tener en Jesús, el Señor. La intensidad de la fe siempre debe ser la misma, en todo momento y circunstancia, si queremos ser ganadores.
Tener perseverancia en medio de las pruebas
Las pruebas y las penas son inevitables. En los momentos difíciles de nuestra vida solo la fe puede dar al hombre las fuerzas necesarias para triunfar ante las adversidades. Mientras el hombre con una fe débil, en la hora de una desgracia, pierde el ánimo, se siente abatido, se queja, y se enfurece, el hombre creyente se dirige más fuertemente a Dios en busca de ayuda.
Es muy probable que aquellos que se encuentren recluidos en los hospitales, centros de detención, centros de recuperación o atrapados en adicciones no tengan la actitud ganadora de la que hemos hablado. Sin embargo, les recuerdo que Jesús es principio, es decir, que con él comienzan las cosas: «Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona». (Heb 12, 2a).
Mis amigos, como bautizados, es el Espíritu Santo quien primero nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva: “Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo”. (CEC. 684). Hay esperanza, comencemos de nuevo con Cristo como autor de nuestra vida. Jesús es el guía, es quien conduce nuestras vidas. No importa dónde se encuentren, el Señor desea que ustedes también sean ganadores y también hagan planes en su vida, porque él es la vida. Todo creyente puede decir: ¡Mi vida está en las manos de Jesús, quien ha tomado la iniciativa de mi redención! ¡Qué dicha, qué gozo y qué serenidad para el alma de aquel que sigue a Jesús!. ¡Amén!
Quiero pedirle al Señor, en este inicio de año, por usted y su familia, para que juntos podamos caminar con toda confianza y fe, para poder vencer todo obstáculo que pueda haber en el camino. Recuerda la clave para ganar en la vida: el deseo del Padre es que creamos en su Hijo Jesucristo. Ánimo y adelante con optimismo para lograr la victoria en Cristo Jesús.
Juntos, en este inicio de año
Con profundo amor y fe le ruego a Dios que nos ayude y multiplique las ofrendas para este apostolado, ya con ellas es que continuamos llevando el mensaje de vida a los que no conocen al Señor. Anticipadamente le doy gracias por ser ese medio de la gracia de Dios y ayudarnos a continuar con esta misión inagotable de llevar esperanza a miles de personas dentro de Estados Unidos, México, Centroamérica y Sudamérica. Esto solo es posible por su generosidad. Que Dios les recompense con la abundancia de su amor.
Que nuestro Dios todopoderoso le bendiga junto a su familia en este 2019 y le dé abundante paz y salud para alcanzar sus metas y proyectos, gozando siempre del favor del Espíritu Santo y Santa María de Guadalupe, nuestra protectora y Madre.