MADRE DE BONDAD Y MADRE NUESTRA
Mayo es para muchos, sinónimo de Madre y Mujer, es el mes que también dedicamos a nuestra Madre por excelencia, aquella que en el cerro del Tepeyac nos dijo a todos por medio de San Juan Dieguito: “No estoy yo aquí que soy tu Madre? “La Madre de Dios por quien se vive”, la Santísima Virgen María.
En la pasada fiesta de la Anunciación, (¡Alégrate, llena de gracia! Lc 1,28) la humanidad entera fuimos testigos de un acontecimiento muy importante, no solo para la Iglesia, sino para todos los hombres y mujeres de buena voluntad y de fe que se unieron al Acto penitencial y de Consagración de Rusia y Ucrania por su Santidad el Papa Francisco, cumpliendo así una vez más el pedido de nuestra Madre del Cielo por medio de los 3 pastorcitos de Fátima (Portugal), Francisco, Jacinta y Lucía en 1917. Ella, nuestra Señora de la Paz concluye su pedido de consagrar a Rusia con una promesa magnífica: “Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a mí, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz”.
No nos cansemos de orar y ofrecer penitencia para que por la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial sea cumplida esta promesa de nuestra Madre Santísima y reine en el mundo la tan anhelada paz para todas las naciones y la humanidad entera.
No puedo evitar cada vez de mayo, en el que celebramos también a nuestras madrecitas terrenales recordar a la mía propia, “Mama Chuy” que, aunque ya goza de la presencia de Dios en la eternidad, desde allí también sigue cumpliendo una promesa que me hizo tiempo antes de partir con el Señor. Sé que ya les he compartido esta anécdota antes, pero quizá para ti que es primera vez que recibes esta carta, valga la pena recordarla:
MADRE PARA SIEMPRE
Un día, buscando unos documentos en mi casa que necesitaba con urgencia, encontré sorpresivamente un sobre blanco sellado y, escrito con lápiz, el nombre de Noel en el centro. Inmediatamente reconocí la letra: era de mi amada madre. Después de hacer una pausa para recuperarme de la sorpresa, me dispuse a abrirlo y leer su contenido.
Observé atentamente la fecha y vi que la había escrito unos años antes de fallecer. Eran tres pequeñas hojas en las que ella depositó lo que había en su corazón en esos momentos. Era una carta dirigida a su hijo, a mí, en la que manifestaba el sentimiento de que sus días se acortaban en esta vida.
Por las cosas que me dice, descubrí el gran corazón de una madre que da la vida por sus hijos y que es capaz de cruzar océanos y desiertos, si es necesario, con tal de alcanzar el bienestar de sus pequeños. Mi querida madre, por supuesto, no fue perfecta, ni pretendo proyectarla de esa manera; sin embargo, puedo decir que su amor a Dios y a su familia siempre lo manifestó de una forma u otra, con un inmenso respeto y muchas veces escondiendo su propio dolor físico y espiritual.
Indudablemente, ella y yo siempre mantuvimos una relación muy estrecha desde muy pequeño hasta su partida. En sí, la carta es de despedida. Una de las cosas que me dice es: “Hijo, perdóname por estos últimos años que ustedes me han aguantado con mis dolencias y enfermedades y que varias veces estoy de mal humor por esto mismo. Cuando me vaya no te pongas triste y quiero que sepas que desde donde yo esté, pediré por ustedes”. Con el contenido de este fragmento de la carta de mi mamá, puedo decirles que confirmo que ser madre es para siempre.
Celebremos la vida de todas las mujeres
En este mes de mayo en que celebramos la maternidad y festejamos a todas las madres, es preciso CELEBRAR LA VIDA DE TODA MUJER, porque el don de Dios y la confianza que Él deposita en la mujer, no se limita a la procreación; en el corazón de ellas ya existe el sentido maternal. Esto es fácil comprobarlo pues lo vemos manifestado en grandes mujeres que han consagrado sus vidas a Dios y al servicio de los demás. Mujeres que han tomado la responsabilidad voluntaria de ser madres, sin ser madres biológicas y han dedicado su vida para atender hijos que no son suyos, pero a quienes aman como si lo fueran. Esto es un regalo de Dios para la mujer y para todos nosotros; nadie puede decir que no tiene una madre, ya que todos venimos de una y ella, aunque imperfecta, es MADRE PARA SIEMPRE.
Hoy celebro y felicito a todas las mujeres y a todas las madres del mundo, en especial a nuestra MADRE DEL CIELO, SANTA MARÍA DE GUADALUPE, y en su advocación de Reina de la Paz, para que no deje de interceder por esta humanidad que sufre las consecuencias del pecado y por la tragedia de los crímenes que se cometen cuando no se reconoce a su Hijo “el Príncipe de la Paz” como Señor y Salvador.
Aprovecho también para expresar mi amor por mi madre, quien se encuentra con el Señor. Deseo que ella me perdone por todos los dolores de cabeza que le hice pasar y le pido perdón a todas las madres en nombre de sus hijos por las veces que no nos percatamos de sus lágrimas y su amor incondicional. Le ruego a Dios por sus abundantes bendiciones para ustedes.
Asimismo, quiero recordarles a todos los jóvenes la oportunidad que tienen de buscar la reconciliación con sus mamás y de enmendar su conducta, buscando perdón por las ofensas o faltas y prometer respeto y abundante amor en el futuro.
A mis queridos lectores que se encuentran recluidos en centros de detención, les recuerdo que no hay orfandad materna, porque ustedes tienen a sus madres, esposas, hermanas, hijas… quienes continuamente levantan su oración al Señor en su favor y, sobre todas las cosas, la Virgen María está pendiente de todos ustedes con mucho amor y consideración.
¡Sigamos unidos por la Causa de Cristo!
Nuevamente agradezco de todo corazón a todas las personas que se han “Unido a la Causa de Cristo” en la pasada Jornada, y cuyo respaldo ahora nos permite gestionar la compra de la 1430am para el Valle Imperial y Mexicali, B.C, principalmente por sus oraciones y sus ofrendas para lograr este objetivo, el cual cumple con la misión de llevar a Cristo a todo el mundo a través de la radio y de los diferentes medios de comunicación a nuestro alcance (TV, Internet, Redes Sociales, nuestra aplicación telefónica, etc.). Cada día llegamos a más lugares y lo más importante es que muchas vidas y corazones están siendo transformados por la gracia de Dios.
Muy agradecido con todos ustedes por sus oraciones para este su servidor y por todo ESNE, quedo de ustedes orando por sus familias, sus intenciones y necesidades que a diario nos confían, en Cristo Jesús y María Santísima, nuestra dulce Madre.
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