Carta del mes

 

 

EL SEÑOR TIENE URGENCIA DE SALVARTE

Es muy probable que uno de los números telefónicos más conocidos en el mundo sea el 911, pues se utiliza para atender todo tipo de emergencias. Las personas saben que, por ese medio, se puede obtener ayuda inmediata para atender a quien se encuentre en situación de peligro. De hecho, este último año que vivimos esta situación global de pandemia, este número fue de los más marcados, ya que mucha gente ha requerido ayuda urgente, muchos sintieron amenazada su vida o la de sus seres queridos y sabemos que el 911 es la instancia más adecuada si se trata de una emergencia.

Jesús, en varias ocasiones, expresó un sentido urgente por salvar la vida de los demás: «Todos los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban a escuchar. Los fariseos y los doctores murmuraban: - Este recibe a pecadores y come con ellos. Él les contesto con la siguiente parábola: - Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va a buscar la extraviada hasta encontrarla?  Al encontrarla, se la echa a los hombros contento, se va a casa, llama a amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja perdida. Les digo que, de la misma manera habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesiten arrepentirse”». (Lucas 15, 1-7).

En esta parte de la Escritura, fácilmente podemos observar que el pastor, al darse cuenta de la falta de una oveja, sale corriendo urgentemente con el fin de encontrarla. La actitud del pastor fue actuar de inmediato para salvar la vida de una sola de sus ovejas, pues quería rescatarla con vida. 

De la misma manera, Jesús nos describe en Mateo 13, 45-46: «El reino de los cielos se parece a un comerciante de perlas finas: al descubrir una de gran valor, va, vende todas sus posesiones y la compra». Como podemos observar, este “buscador” de perlas finas, al encontrar lo que necesitaba, vendió rápido todo con tal de quedarse como dueño de lo que deseaba. Así les sucedió a los primeros discípulos del Señor, quienes dejaron todo lo que tenían para seguir a Jesús y encontrarse con la salvación, transformando para siempre sus vidas. 

Dios quiere rescatarte

Considero oportuno decirles que, ahora que nos encontramos en este momento histórico, viviendo la realidad de una pandemia que ha traído grandes desafíos a nuestro mundo, que nos ha movido y removido los cimientos de la fe y que ha dejado muchos vacíos en tantas personas, que Dios Padre tiene urgencia de salvarnos.

Es muy importante entonces, dejarnos encontrar por Él, encontrarnos con el Padre por medio de su Hijo Jesucristo. Ellos quieren que vivamos en plenitud, en libertad y no bajo la esclavitud del miedo, de la inseguridad, el odio, el temor o la enfermedad. Esto nos obstaculiza la libertad que se nos ha otorgado como hijos de Dios.

A este respecto, el apóstol Pedro nos revela en qué consiste la paciencia de Dios: «El Señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que se pierda nadie, sino que todos se salven». (2 Pedro 3, 9). 

Si bien es cierto que Dios es paciente con nosotros, Él tiene urgencia de que recapacitemos sobre la vida que llevamos, que confiemos en Él, en su salvación, que seamos libres y que no perezcamos. Jesucristo lo había definido claramente, manifestando que la paciencia del Señor es para que ninguno se pierda y que todos se salven.

Dicho lo anterior, les recuerdo que nuestra misión como apostolado, sobre todo en estos tiempos que corren, es responder a ese llamado, a esa urgencia que Dios tiene por encontrarnos y salvarnos. Saldremos decididos, día a día, como el pastor que perdió su oveja y el buscador que encontró la perla de gran valor. El Sembrador siempre ha tenido en sus objetivos esa urgencia por sembrar la semilla de la salvación para que ninguna persona se quede afuera del amor de Jesús y de la misericordia de Dios, y para que comprendan que el Espíritu Santo les acompaña por siempre, ofreciéndoles el poder de lo alto, sus carismas y dones.

Ahora te pido, querido Sembrador, que te detengas por un momento y pienses en lo importante que eres para Dios y comprendas que Él quiere sanar tu vida con el fin de sacar lo mejor de ti. Él es quien te formó con sus manos y conoce todo tu potencial.

Yo le ruego a Dios que en todo bautizado y en toda nuestra Iglesia se despierte este sentido de urgencia y logremos atender los deseos de Nuestro Señor.  Es por ello que el Papa Francisco insiste siempre en “salir a las periferias”, que “hagamos lío” y avivemos el fuego del Espíritu, para que el mundo reconozca que Jesús es la respuesta de amor y bienestar y para que cese la violencia y también para sanar nuestro mundo y a cada persona.

Como apostolado hemos escuchado una cantidad increíble de historias de personas que sufren abandono, soledad, desamor, que tienen miedo por la pandemia, que temen por sus familias, la economía o la violencia y que han encontrado en nuestra programación y mensajes, un aliento para seguir, un motivo de esperanza. Estas historias confirman nuestra misión para que sintamos la URGENCIA de multiplicar este mensaje que está salvando almas y transformando vidas.

Un sincero agradecimiento y un reto

Mi eterna gratitud a todos ustedes por su fidelidad y ayuda a este apostolado, sus ofrendas son una esencial ayuda para continuar rescatando almas para Cristo, respondiendo a la urgencia de la salvación de cada persona con la proclamación de la Buena Nueva; podemos tocar los corazones de aquellos que están necesitados de escuchar la voz de Dios y que, gracias a su generosidad, la escuchan a través de la radio en sus variadas estaciones, algunas de las cuales se han sostenido a lo largo de mucho tiempo. La televisión que, por cierto, ha celebrado un aniversario más. Las Redes Sociales a nuestro alcance y, esperemos pronto, los congresos, misiones, y también por nuestra Casa Hogar en Tijuana, Baja California.

Agradecemos también el haberse sumado a nuestra Jornada Portadores de Esperanza que nos permitirá adquirir una estación de radio en Houston, Texas y llegar con la Palabra de Dios a esta ciudad donde el 45% son hispanos y 15% de ellos católicos.

Como pueden ver, su semilla de amor, su generosa donación mensual, llega muy lejos. También por esta razón deseo pedirles se sumen al reto de “El milagro de la multiplicación” para que, si está en sus posibilidades, multipliquen este mes su aportación y con ello podamos alcanzar las metas que nos hemos trazado y logremos consolidar todos estos proyectos que, gracias a su Semilla, podemos sostener.

Gracias por su ayuda y que Dios les multiplique su generosidad con abundancia, para que juntos, sigamos sembrado en el campo de Dios.

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