Carta del mes

 

«POR UNA RESURRECCIÓN ESPIRITUAL»

 

En este tiempo donde la Iglesia nos invita a recordar la vida y misión de nuestro Señor Jesús en lo que llamamos la Cuaresma, en realidad no debemos tomarlo solo como un recordatorio, sino que en este tiempo tengamos realmente una resurrección espiritual, tan necesaria en estos días dada la crisis de fe en la Iglesia y que en lo personal es algo que me duele mucho, por el peligro que representa que los bautizados no estemos unidos a Jesús y con una fe más sólida. ¿Peligro de qué se preguntarán? Hermanos, el grave peligro de PERDER la salvación eterna, de PERDER la vida abundante que nos ofrece el mismo Jesús: «Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (cf. Juan 10,10)

Si en este tiempo se nos invita a orar, ayunar y a hacer obras de caridad, creo que debemos tomarnos muy en serio nuestro destino aquí y ahora, pero más importante aún, el de la vida eterna ya que será el destino final para quienes han escuchado y siguen al Maestro y Salvador Jesucristo. Se viene a mi mente lo que pasó con el pueblo de Israel cuando se olvidó de su Señor y como Dios, que constantemente busca hombres y mujeres de fe para que sean sus profetas, hablen de la fe y anuncien la Buena Noticia de su único Salvador. Al profeta Ezequiel Dios le mostró la condición de su pueblo bajo una visión de huesos secos que representan la realidad espiritual de muchos que parecen «muertos en vida», pero también de la posibilidad de la resurrección y por supuesto, la restauración que daría a su pueblo, Israel, ya que se habían apartado de Él.

En esta visión Dios le concede a Ezequiel la certeza de que esos huesos podrían resucitar y así sucedió, los huesos tomaron forma y se levantaron con la fuerza de Dios.
«Me ordenó: «Profetiza así sobre esos huesos: “Huesos secos, escuchen la Palabra del Señor.” Esto dice el Señor a esos huesos: “Yo les voy a infundir espíritu para que revivan.”». (Ezequiel 37, 4)

Hoy le pido a mi Señor que, aunque sea un pequeño rebaño el que no haya bajado la guardia y sigan en pie de lucha y de rodillas orando, con su fe en alto les permita ver aquellos que hacen indiferentes al Amor misericordioso de Dios Padre a través de su Hijo, levantarse y resucitar junto con Él.

El Papa Benedicto XVI que en paz descanse, antes de ser Papa y como sacerdote fue entrevistado por la prensa y radio alemana. Ahí reveló unas palabras muy certeras acerca de los últimos tiempos que, en lo personal me han llegado bastante desde que las leí. Por eso aquí les comparto una de sus respuestas que muestran lo que pudo prever en ese momento y que ahora bien podríamos decir que fueron palabras proféticas acerca de la prueba final de la Iglesia. Esto fue lo que dijo:
«Pronto tendremos sacerdotes reducidos al papel de trabajadores sociales y el mensaje de fe reducido a una visión política. Todo parecerá perdido, pero en el momento adecuado, solo en la fase más dramática de la crisis, la Iglesia renacerá. Será más pequeña, más pobre, casi de catacumba, pero también más santa. Porque ya no será la Iglesia de los que buscan agradar al mundo, sino la Iglesia de los fieles a Dios y su Ley Eterna. El renacimiento será obra de un pequeño rebaño aparentemente insignificante, pero indomable, un proceso de purificación. Porque así es como Dios obra. Un pequeño rebaño que resiste al mal». (Joseph A. Ratzinger – 1969)

Es doloroso ver que millones han dejado su fe y el mundo los ha absorbido y sus almas están en peligro de no llegar a la vida eterna con Dios. Me agrada mucho lo que dijo Benedicto XVI cuando habló de un «pequeño rebaño y de una Iglesia que renacerá y que este pequeño remanente ¡será INDOMABLE!» o sea, no se dejarán vencer. Yo te invito en este tiempo de Cuaresma a reavivar tu fe y si te has apartado del Señor, vuelve al camino para que no te pierdas como les pasa a miles de ovejas que andan perdidas o alejadas del redil. Ya pronto celebraremos su victoria venciendo la muerte y mostrándole al mundo que hay vida después de la muerte terrenal y que por eso murió en esa cruz para que no nos perdiéramos. La victoria de la resurrección radica precisamente en que podamos resucitar con Él. En la cruz está manifestado el gran amor por nosotros los pecadores y su sacrificio lo ha hecho para obtenernos el perdón de nuestros pecados al ofrecernos su misericordia y su gracia abundante.

Les invito a unirse al Proyecto Yo soy el 73 por medio de la Consagración a Jesucristo y que sigue dando a tantas almas la oportunidad de una vida nueva en el Señor al conocerle más profundamente con la lectura de los evangelios y acercándolos a los sacramentos. El Señor tiene grandes bendiciones con este proyecto y lo ha demostrado con el apoyo del Santo Padre Francisco y con las miles de almas que ya se han consagrado y los testimonios tan maravillosos que nos están compartiendo. Familias enteras restauradas por el amor de Dios y el poder de Su Palabra. La próxima Consagración iniciará el jueves 24 de marzo con la sesión de orientación por Zoom a las 7pm (Hora de California). Si deseas más información ingresa a www.yosoyel73.com y regístrate en la forma que encontrarás allí o llámanos al 773-777-7773.

 

Desde ya les invito también para que reserven el fin de semana del 22 y 23 de julio y vengan al Metanoia Los Ángeles (antes Congreso de Oración) con su familia y/o amigos al Centro de Convenciones y vivan la experiencia del amor de Dios que tanto desean.
Reserven sus boletos cuanto antes llamando a nuestras oficinas o ingresando a nuestra página de internet www.eventosesne.com

Agradecido de antemano con todos los que nos apoyarán durante esta JORNADA: “Conquistando almas para Cristo” del 1 al 15 de marzo y con su ayuda poder adquirir una radio estación para el área de Bakersfield, California donde hay una extensa población hispana y llevarles el mensaje de salvación para ellos y sus familias. ¡Gracias por hacerlo posible! ¡Gracias por ayudarnos a sembrar esperanza y fe en los corazones!

Y a todos nuestros Sembradores y Sembradoras de Jesús con María les aseguro mis oraciones por ustedes y sus seres queridos, les animo a perseverar en la fe y en la siembra, y con gran confianza acogerse al cobijo maternal de nuestra Madre Santísima, la siempre Virgen María, San José y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.

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