JUBILEO DE ESPERANZA

 

Desde este momento, mis grandes deseos son que usted, que lee o escucha esta carta, viva el Año Jubilar con una fuerza de vida a través de la presencia del Señor en su corazón. El Espíritu Santo es la fuerza y el poder para usted como hijo(a) de Dios Padre.

¿Qué significa jubileo? Esta palabra proviene del hebreo yobel o jobel, referido al cuerno de macho cabrío que se usaba para anunciar el inicio de este festejo. En el judaísmo antiguo, el año jubilar era declarado como santo, y durante él, la ley mosaica indicaba el regreso de la tierra a Dios, su dueño, y la libertad de los esclavos. Esto sucedía cada 50 años. En la Iglesia Católica, es a partir del año 1300 cuando Bonifacio VIII lo establece cada 100 años. Con el paso del tiempo, el Papa Clemente VI lo reduce a 50 años, y posteriormente el Papa Pablo II lo fija en 25 años, celebrándolo por primera vez en 1475. Por lo tanto, el jubileo tiene todas las características del amor misericordioso de Dios, de la esperanza y del perdón.

Como miembros de la Iglesia, lo celebraremos este año 2025. Es una forma de recordar cómo se manifiesta Dios Padre y su Hijo en nosotros en estos tiempos. ¿Qué enseñanza podemos aprender y poner en práctica? Jesús dijo: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (cfr. Mt 28, 20). También afirmó: “No los dejo huérfanos, volveré a visitarlos” (Jn 14, 18). Estas promesas suyas deben llenarnos de esperanza, aun cuando pasemos o estemos atravesando valles de sufrimiento. La esperanza representa ver más allá de lo que tenemos enfrente; por ejemplo, lo que estemos padeciendo. Ver más allá significa creer que no siempre seguiremos sufriendo así. Si creo y persevero, eso es esperanza. Jesús es nuestra esperanza, tanto aquí como en la vida futura y eterna.

En aquellos tiempos, Dios pedía a su pueblo ser generoso con los demás: con los extranjeros, las viudas, los pobres, y perdonar las deudas de quienes les debían. Esto se convertía en una celebración llena de alegría y gozo. Lo mismo ocurre en el cielo, donde “hay una gran fiesta de gozo cuando un pecador se arrepiente”, nos dijo Jesús (cfr. Lc 15, 7).

Por lo tanto, al inicio de cada año nuevo, miles de personas hacen sus planes, propósitos y objetivos, lo cual es bueno; de otra forma, no estaríamos enfocados en alcanzar nuestras metas de vida. Sin embargo, dentro de nuestros planes, lo primero debe ser tener a Dios y pedirle la sabiduría para saber qué es lo que verdaderamente debemos lograr. En el aspecto espiritual, debemos iniciar buscando el perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación y aplicar ese al mismo tiempo que pedimos perdón a quienes hayamos ofendido. Lo siguiente sería proponernos, de verdad, ser más generosos con las tres T de las que ya hemos meditado: nuestro Tiempo, sirviendo a los demás; nuestro Tesoro, dando ofrendas para las necesidades de la Iglesia y la evangelización; y nuestros Talentos, poniéndolos al servicio de Dios y del prójimo. Así, nuestra fe no quedará en una fe muerta, sino que, con obras, será una verdadera forma de celebrar el Jubileo. No se trata solo de celebrar y recibir las indulgencias plenarias, sino de aplicar el amor recibido de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Al inicio de su misión, Jesús presentó su agenda de trabajo cuando, al entrar en una sinagoga, nos mostró a qué había venido: a cumplir el Año de gracia. Este jubileo es un año de gracia si aplicamos las enseñanzas de Jesús (cfr. Lc 4, 16-21). La Virgen María, mujer llena de fe y esperanza, nos enseñó cómo enfrentar el sufrimiento, manteniéndose firme al ver a su Hijo clavado en la cruz. Sin duda, ella confió en las promesas del Señor, mostrando que hay que ver más allá del sufrimiento. ¡Gracias, Madre de esperanza! Amén.

Aún tengo muy presentes en mi memoria y en mi corazón las palabras del Santo Padre durante el encuentro que tuvimos el pasado 28 de noviembre. Los 200 miembros de ESNE, ahora comunidad Yo soy el 73, fuimos recibidos en audiencia privada por el Papa Francisco, quien nos impartió su bendición apostólica a todos los que servimos en la obra: voluntarios, empleados, embajadores, servidores, y también a ustedes, queridos Sembradores de Jesús con María. Estas palabras resuenan en mi corazón y me impulsan a seguir con la misión:

“Y hoy tenemos una gran necesidad de discípulos que continúen la misión encomendada por el Señor, evangelizando también a través de los medios de comunicación. Gracias por el trabajo que ustedes realizan”.

— Papa Francisco

Les agradezco su generosidad y apoyo durante este tiempo y especialmente en este año jubilar. Sus ofrendas han cambiado y seguirán cambiando vidas a través de este apostolado. Hoy, más que nunca, necesitamos su ayuda, porque no queremos que nadie se pierda, sino que todos se salven.

Te invito a vivir este año del Jubileo al máximo. Comienza con fuerza y, este mes, pon tu nombre y regístrate para vivir los 33 días de consagración a Jesucristo desde tu casa de forma virtual. Lo experimentarás y serás un discípulo(a) 73 más. Comunícate al (818)745-4398 en EE.UU., al +52 33 1487 6681 en México, o escríbenos a info@soy73.com. Uno de nuestros hermanos te atenderá para apoyarte en tu registro y vivencia como discípulo(a) 73.

Ruego a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que mantenga su bendición en usted y en toda su familia, especialmente durante este Año Jubilar decretado por el Papa Francisco. Que las gracias derramadas en este tiempo les alcancen. Dispongámonos a vivir en estado de gracia este período de luz y verdad.

Tu amigo,

Noel Díaz

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