UN CORAZÓN AGRADECIDO ESTÁ CONVENCIDO DEL AMOR QUE HA RECIBIDO

 

«Recuerda el pasado con gratitud, vive el presente con entusiasmo y mira hacia el futuro con confianza», dijo San Juan Pablo II, santo patrono de El Sembrador.

Conforme pasan los años en mi vida he descubierto que la gratitud es más que decir gracias. Aunque sí es importante por lo menos reconocerlo y decirlo, sé que entre más agradecida es una persona, más feliz es, más plena. Por el contrario, las personas que no son agradecidas no parecen estar bien con ellas mismas, mucho menos con los demás. El Papa Francisco dijo: «La gratitud, el reconocimiento, es en primer lugar un signo de buenos modales, pero también es una insignia del cristiano. Es un simple pero genuino signo del reino de Dios, que es el reino del amor generoso».
 
La gratitud es  el resultado de saber valorar cada detalle que alguien tiene contigo, es no pasar por alto esas cosas que, aunque parezcan mínimas, se reconocen como pequeños actos de amor y generosidad hacia ti. 

Si no somos agradecidos con lo poco, será difícil ser agradecidos con lo mucho… Para mí, ahora que he profundizado más en este tema, he podido entender que la gratitud está ligada al AMOR. Dios, que es amor, nos lo ha manifestado desde la Creación y nos lo mostró aún más al enviar a su Hijo. «Tanto amó Dios al mundo, que no dudó en entregarle a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino tenga vida eterna» (Jn 3, 16).

¿Cómo podremos pagar este regalo que Él nos ha otorgado? Siendo pecadores estábamos perdidos, pero Jesús vino a salvarnos y darnos vida eterna. Alguien dijo que, para entender esta gracia de parte de Dios, podemos compararlo con recibir un regalo que no tiene precio y no tener medios para compensar lo recibido.

Por lo tanto, si decimos amar a Dios, debemos actuar con un corazón agradecido, primero con Él y después con nuestro prójimo. Como seres humanos, seamos conscientes o no, nos necesitamos unos a otros. Cuando nos sentamos a comer, -además, por supuesto, de dar gracias a Dios, de quien procede todo lo bueno-, podemos detenernos a pensar: ¿de dónde vienen estos alimentos? Alguien trabajó en el campo, en medio del sol o en condiciones complejas para que nosotros gocemos de ese fruto. ¡Qué maravilloso poder pedir, antes de  ingerir los alimentos, por quienes trabajaron para que llegara a nuestra mesa y agradecer por su trabajo y esfuerzo!

El Sembrador, muchas razones para agradecer

En octubre celebramos el aniversario de la estación de radio de Los Ángeles y, durante un programa en vivo, Andrés González, uno de nuestros conductores, me hizo una pregunta: ¿Qué representa para ti el obtener esta radio? Mi respuesta, resumiéndola, fue relatarle parte de mi experiencia de vida, cuando inicie en los Medios de Comunicación. Mientras lo hacía mencioné el nombre del Padre Juan Rivas, fundador de Hombre Nuevo y le quise compartir lo agradecido que estaba con él, pues por la experiencia que me brindó al invitarme a hablar cinco minutos en su programa fue que pude escuchar mi voz por primera vez en la radio. Me emocioné e ilusioné a tal grado, que descubrí cual era mi misión y era el deseo de que más personas conocieran el amor de Dios y en cinco minutos poder dar testimonio de su misericordia. 

Cuando tuve esta experiencia soñé con tener un programa como el Padre Juan. Al poco tiempo, con los consejos de este buen sacerdote, empezó nuestro primer programa radial “Dimensión de Fe”. En esa estación solo había dos programas católicos, el del padre Juan Rivas y Dimensión de Fe. Los demás eran de nuestros hermanos cristianos no católicos, es decir, éramos minoría. 

Surgió entonces la inquietud y comencé a preguntar cuánto costaría comprar una estación de radio y casi todos me decían lo mismo: “olvídate de querer comprar una estación en Los Ángeles, cuesta millones de dólares”. Otros me decían “implica mucho trabajo poder pagar una hora de tiempo en radio; no es fácil; no se puede conseguir tanto dinero”. Esto fue por los noventas, pero yo seguí creyendo que un día Dios me concedería ver que esto era posible.

Ese día llegó e hicimos historia al ser la primera Asociación de Fieles Laicos formada por migrantes en tener una estación católica en Los Ángeles. Entonces, al recordar todo esto, mi primera intención fue agradecer a quienes fueron instrumento para lograr este sueño. No fue solo Noel, sino un pueblo de fe que creyó y fue generoso. Di gracias a Dios y a quienes participaron en su momento. 

Ahora seguimos haciendo historia en otras ciudades donde, por primera vez, se obtiene una Estación de radio católica. Podemos ver que, si somos agradecidos con Dios, Él abre las puertas de sus bendiciones para seguir sembrando. Para mí, como un servidor más de este apostolado es maravilloso saber que una forma de ser agradecido es servirle a mi Señor sin esperar nada a cambio. 

Dios me ha concedido tener mi trabajo para subsistir dignamente y ser también un sembrador, para que el reino de Dios se siga expandiendo. 

Por eso, en este mes que en Estados Unidos celebramos el Día de Acción de Gracias, quiero agradecer a Dios nuestro Padre porque, por amor, envió a su Hijo. A Jesús, por ser nuestro Salvador y a María nuestra Madre por su sí y ejemplo de vida. Gracias por la Iglesia, por el sucesor de San Pedro, el Papa Francisco y gracias a cada uno de mis hermanos que laboran en El Sembrador, a los servidores y sembradores

«Da gracias a Dios por adelantado»

Solía decir el Beato Solanus Casey, un fraile capuchino, hijo de inmigrantes irlandeses quien, al ingresar en la orden de San Francisco, tuvo que ser ordenado como sacerdote “simplex”, es decir, sin mayores cargos y con funciones simples, pues se decía que tenía un bajo rendimiento académico.

Fue asignado como portero de su convento y fue allí donde desarrolló su vida de santidad. En el contacto con la gente él exhortaba, platicaba, daba consejos. Además ayudaba a los necesitados ofreciendo comida y abrigo a quienes llegaban a sus puertas a pedir limosnas. La gente visitaba el convento solo para platicar con él y recibir sus sabias palabras. A cambio el pedía ser agradecidos con Dios por medio de la caridad con las misiones.

Y es que, a veces uno de los aspectos más difíciles de la vida es ser agradecido; no solo por lo bueno, sino también por lo malo, y ver la mano providencial de Dios en todas las cosas.

Todos los santos reconocieron la necesidad de la gratitud y en sus vidas tenemos un gran ejemplo de su felicidad permanente, pues su vida era una acción de gracias constante a Dios.

Gracias por su generosidad

Así también debemos agradecer a todos ustedes por sus valiosas ofrendas, porque gracias a su colaboración, a su generosidad, podemos llevar la Palabra de Dios a través de la televisión, radio y redes sociales. Sin su ayuda, no sería posible sembrar la buena semilla esa que trae paz, amor en cada persona y que es germen para un mundo nuevo.

Cada día le pido a nuestra buena madre, la Virgen María, por su valiosa intercesión ante su Hijo amado Jesucristo por todos ustedes. Que ella, la Morenita del Tepeyac, nos lleve en sus brazos y nos cubra con su manto divino, y nos otorgue las gracias que necesitamos para llevar a cabo nuestro apostolado. Amén.

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