Carta del mes

LA PERSEVERANCIA TRIUNFA

 

Unos meses atrás compartí una reflexión en el que invité a la audiencia a meditar sobre este tema de la perseverancia y me sorprendió el impacto que causó en miles de personas que se dieron la oportunidad de escucharlo.

He decidido retomar sobre la importancia y el valor tan grande que representa para nuestras vidas la virtud de la Perseverancia. ¿Cuántas veces te has propuesto con mucho ánimo el poder alcanzar un sueño, una meta?, ¿y cuántos sueños y propósitos han quedado truncados? Como un claro ejemplo vemos como al inicio de cada año se llenan los gimnasios con miles de personas y una firme resolución:
Comenzar a cuidar más su cuerpo, haciendo el debido ejercicio, adecuada alimentación, etc. Sin embargo, conforme pasan los meses el ánimo va decayendo y una mayoría deja de hacer lo que se propusieron y son muy pocos los que permanecen, y al perseverar logran establecer un hábito y un estilo de vida que al final les produce muchos beneficios para su salud y bienestar.

Las experiencias que he tenido al participar en las maratones, me han ayudado a verlo claramente. Es muy interesante notar que, al inicio de la maratón, en la salida estamos miles de corredores muy cerca unos de otros listos para partir. En cuanto salimos corriendo y conforme vamos avanzando se aprecia como algunos van perdiendo el ánimo con el que salieron y tratándose de una competencia de 42 kilómetros (unas 26 millas) de recorrido hasta llegar a la meta, imagínese cuántos ya por la mitad del camino deciden no continuar, ¡son muchos! Y, sin embargo, es gratificante ver que un buen número de participantes PERSEVERAN, aún y con mucho sacrificio y dolor en su cuerpo, pero con mucha fe en su mente se visualizan pasando la meta y eso los mantiene ¡en pie de lucha!

En la vida de muchas personas, hay miles de sueños truncados y que no se lograron precisamente porque faltó perseverancia. Sí, sabemos que siempre habrá obstáculos y razones para no seguir, pero es allí donde nuestra razón y voluntad juegan un papel muy importante. Durante la pandemia miles de personas dejaron de seguir su vida espiritual, se enfriaron, cayeron en una pereza espiritual que pone en grave peligro su salvación eterna, pues al no perseverar en esta área tan importante de sus vidas pueden perder lo más valioso que tenemos: el alma.

Jesús, el Maestro, nos habló muy claro sobre la importancia de la perseverancia, lo dijo en varias ocasiones y de varias formas. La más clara de todas nos la dice en el capítulo 24 de San Mateo versículo 13: “Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.”

Otra es cuando presenta la parábola de una viuda que fue con un juez para pedir justicia:

Por algún tiempo el juez no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia”».
El Señor dijo: «Escuchen lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?».
(Lucas 18, 1-8)

Aquí vemos el valor de insistir, de perseverar hasta lograr el objetivo. Cuánta esperanza nos generan las palabras del Señor cuando nos dice: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá, porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide pescado, le da una culebra? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más dará el Padre del cielo cosas buenas a los que se las pidan! (Mateo 7, 7-11).

Al patriarca Abraham Dios le prometió que sería padre de multitudes, aun cuando su esposa Sara era estéril y él ya avanzado de edad con 75 años, parecía algo imposible de suceder. Pasaron más de 20 años sin que se cumpliera esta promesa de Dios, nada pasaba, solo pasaban los años con los que ambos se hacían más ancianos. Pero hubo algo grande en él, perseveró y creyó en la promesa de Dios hasta ver su cumplimiento. Reitero, no fue sino hasta después de 25 años que se dio la promesa y Dios les regaló a Isaac y por la perseverancia en la fe de esta familia se crea la descendencia que formó al pueblo de Israel y de donde nos vino el Emmanuel, Dios con nosotros, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Otro ejemplo enorme de perseverancia en la fe es Santa Mónica, la madre de San Agustín, quien pidió por la conversión de su hijo que andaba por el mal camino, y dicen que fueron aproximadamente 25 años de oración y perseverancia hasta la conversión de su hijo a quien hoy la Iglesia celebra como uno de sus Doctores y más gloriosos santos.

Mi más grande deseo es que usted que lee este mensaje no deje de pelear la buena batalla de la fe como San Pablo le dijo a Timoteo para un día alcanzar la corona de la vida eterna: “Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos.” (1 Timoteo 6, 12).

Agradezco de todo corazón a los Sembradores de Jesús con María por su perseverancia en la siembra y por su fe en las promesas de Dios que siempre se cumplen y por eso es que seguimos peleando la buena batalla de salvación y junto con nosotros llevar a la presencia del Padre a muchas almas que hoy tanto necesitan de vivir un encuentro con el amor de Dios. Juntos lo estamos logrando y por eso les invito a participar y a pasar la voz para que también nuevos corazones se sumen en nuestra próxima Jornada que tendremos del 26 de octubre al 11 de noviembre con el lema “Donde está tu tesoro, está tu corazón”.

Los llevo en mis oraciones para que la protección de nuestra Madre Santísima de Guadalupe, el poder del Espíritu Santo y la misericordia de nuestro Jesucristo permanezca en ustedes y sus familias. Amén.

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