Hoy, deseo compartir con ustedes, la inmensa alegría de mi corazón por los últimos acontecimientos en los que nuestro apostolado estuvo involucrado. De manera especial, menciono la visita del Papa Francisco a los Estados Unidos a finales de Septiembre, quien con su humildad y simpatía, trajo un mensaje lleno de fe, esperanza y misericordia, ganando así millones de corazones, y sobre todo, vino a refrescar nuestra iglesia en todo el territorio americano.

También es motivo de alegría y felicidad, el hecho de celebrar con júbilo, que el primero de Octubre iniciamos la transmisión de nuestra programación a través de la NUEVA ESTACIÓN DE RADIO 1460 AM, la cual llega a toda la zona geográfica de Los Ángeles, con lo cual serán millones de hermanos los que tengan la posibilidad de recibir el mensaje evangelizador que a diario transmitimos, las 24 horas del día.

Quiero compartirles a continuación, el texto de una carta recientemente escrita por el Excelentísimo Obispo, Thomas J. Olmsted, de la Diócesis de Phoenix, Arizona, que lleva el título: “UN LLAMADO A LA BATALLA”, y que al leerla, tocó mi corazón profundamente, pues su mensaje tiene que ver con la triste realidad de nuestra iglesia. La carta dice así:

Empiezo esta carta con un llamado fuerte y claro para ustedes, mis hijos y hermanos en Cristo: hombres católicos, no duden al entrar en la batalla que se pelea alrededor de ustedes, la batalla que ésta hiriendo a nuestros niños y familias, la batalla que está distorsionando la dignidad tanto de hombres como mujeres. Esta batalla de seguido esta oculta, pero es muy real. Esta batalla es primordialmente espiritual pero está matando progresivamente lo que queda del carácter cristiano de nuestra sociedad y cultura, e incluso en nuestros propios hogares.

El mundo está bajo el ataque de Satanás, como lo predijo el Señor (1 Pedro 5:8-14). Esta batalla sucede en la misma Iglesia; y la devastación es demasiado evidente. Desde el año 2000, 14 millones de católicos han dejado la fe, la educación religiosa para niños en las parroquias ha bajado un 24%, la asistencia en las escuelas católicas ha bajado un 19%, el bautizo de niños ha bajado un 28%, el bautizo de adultos ha bajado un 31%, y los matrimonios sacramentales católicos han bajado un 41%. [1] Esta es una brecha muy grave. Un hoyo en las líneas de combate de Cristo. Aunque la Diócesis de Phoenix está mucho mejor que las estadísticas nacionales, las pérdidas son asombrosas.

Una de las razones claves por las que la Iglesia ésta vacilando bajo los ataques de Satanás, es que muchos hombres católicos no han estado dispuestos a “mantenerse firmes sobre la brecha” –llenando ese espacio abierto y vulnerable al ataque-. Un tercio ha dejado la fe y muchos de los que todavía son “católicos” practican la fe con timidez y un compromiso mínimo de transmitirles la fe a sus hijos. [2] Nuevas investigaciones revelan que en grandes números los hombres jóvenes católicos están dejando la fe para convertirse en “Ningunos”, hombres que no tienen afiliación religiosa. Las crecientes pérdidas de hombres católicos jóvenes tendrán un impacto devastador en la Iglesia en EE.UU. en las siguientes décadas, a medida que los hombres ancianos mueran y los hombres jóvenes no permanezcan ni se casen en la Iglesia, acelerando así las pérdidas que ya han ocurrido.

Estos datos son devastadores; porque a medida que nuestros padres, hermanos, tíos, hijos y amigos se alejan de la Iglesia, caen más profundamente en el pecado, lo cual rompe nuestros lazos con Dios y hace a los hombres vulnerables a los fuegos del infierno. Aunque sabemos que Cristo le da la bienvenida a todo pecador arrepentido, sucede que cantidades enormes de hombres católicos están fracasando en el cumplimiento de las promesas que hicieron en el bautismo de sus hijos niños de llevarlos a Cristo y criarlos en la fe de la Iglesia.

Esta crisis se hace evidente en el desaliento y la desconexión de hombres católicos como ustedes y yo; de hecho, es precisamente por eso que considero necesaria esta exhortación, e incluso la razón de mi esperanza. Porque Dios constantemente supera el mal con el bien; la alegría del Evangelio es más fuerte que la tristeza traída por el pecado. Una cultura del descarte no puede resistir la luz y vida nueva que constantemente irradia de Cristo. ¡Por eso, los llamo a que abran sus mentes y corazones a Él, el Salvador que los fortalece para permanecer firmes en la brecha!

Apreciados hermanos, el contenido de este documento debe tocar nuestras raíces cristianas de una manera positiva, pues si bien las estadísticas se ven desalentadoras, nuestro Obispo está llamando nuestra atención para que asumamos la responsabilidad que cada uno tenemos como parte del cuerpo de Cristo. No podemos quedarnos con los brazos cruzados, solamente leyendo el contenido de esta carta, sino más bien pensar, meditar, sobre lo que nos toca hacer a cada uno de nosotros, los hijos de Dios.

En lo personal, me siento comprometido con el Señor, y ante este llamado, me pienso alistar para ir a la BATALLA y defender con mucha entereza y valor, la causa de Cristo; revestirme con la armadura y el escudo que el Señor nos ofrece en su palabra: “Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea.” (Efesios 6, 10-12).

Como pueden observar, tomando la figura de la armadura de Dios, el apóstol san Pablo puso al alcance de los efesios la fórmula necesaria para mantenernos firmes y les rogó que usaran esta armadura para defenderse de Satanás. Esta armadura, también nos sirve en la actualidad, es urgente usarla para defendernos de la guerra espiritual, donde somos bombardeados constantemente.

San Pablo entendió que el carácter cristiano está cimentado en la verdad, la honradez y la integridad como la primera línea de defensa contra las tentaciones de Satanás. La segunda línea de defensa es la gracia y la paz con Dios que actúa en la vida del creyente. Y la última línea de defensa es la capacidad de asimilar y utilizar la Palabra de Dios como una espada de doble filo, para fortalecer nuestras convicciones acerca de Cristo y poner al descubierto las acusaciones y engaños que Satanás usa para tratar de llenar la mente del cristiano y hacerlo caer en tentación.

Queridos hermanos, la defensa más poderosa que tenemos los católicos es la Eucaristía, en donde recuperamos las fuerzas en la batalla y nos hacemos más fuerte para enfrentar las tentaciones. Por último, recordemos que para mantenernos firmes en esta guerra espiritual, dependemos de la firmeza de nuestra fe y confianza en la gracia y el poder del Espíritu Santo, porque el esfuerzo humano sin Dios no es capaz de triunfar.

Los invito a que formemos las filas del ejército de Cristo y empecemos a luchar para que nuestras familias, amigos, vecinos, renueven su fe y vuelvan a vivir la vida que Cristo desea para nosotros, practicando sus enseñanzas y apartándonos de las tentaciones del enemigo. Asumamos nuestras responsabilidades evangélicas y proclamemos la Buena Nueva de la salvación. Amén.

Sembradores, les agradezco sus oraciones de apoyo, nuestro apostolado no dejará de luchar por las familias, con el fin de atraer a los alejados de Dios por medio de nuestra misión y de la cual ustedes son parte vital. Dios los bendiga por sus ofrendas de amor. Aprovecho para dar gracias a todos los que se unieron para la compra de esta nueva estación de radio. Estamos cerca de completar el pago que nos permite asegurar este gran milagro. Hago un amable recordatorio a las personas que voluntariamente se comprometieron a enviar su ayuda para completar este proyecto. Gracias por su amable colaboración.

Reconocemos que en el día especial de Acción de Gracias, lo principal es compartir y agradecer todo lo que tenemos, no dejemos de lado el hecho de que hay muchas personas menos afortunadas que nosotros, por lo que es una buena ocasión para invitar a una persona que no cuente con familiares para compartir con nosotros y mostrarle de esa manera el amor de Cristo Jesús.

Con el corazón agradecido, aprovecho la oportunidad para desearles que el amor de Jesucristo y de Santa María de Guadalupe se mantenga firme en ustedes y sus familias.
 


 

Noel Díaz

Suscríbete y recibe las "Buenas Nuevas"