LA VIDA ES UNA Y HAY QUE VIVIRLA AL MÁXIMO
Desde el primer día que nacemos enfrentamos una separación: de estar apegados a mamá, vivimos ese primer impacto de sufrimiento fuera del vientre, y por eso surge el primer llanto y el primer trauma, como dicen algunos psicólogos. Desde ese momento entramos a un mundo donde somos expuestos a lo bueno y a lo malo que existe entre los seres humanos.
Cada uno de nosotros, al nacer, necesita el amor y la protección de nuestros padres porque estamos expuestos al peligro. Es aquí donde comienza a escribirse la historia de nuestra vida. Llega el momento en que estamos conscientes de quienes somos, quienes nos aman y quienes no. Esto comienza a marcar el camino de nuestra vida para bien, o comenzamos a experimentar luchas al no tener a alguien que nos guíe y proteja. Aquí es cuando sufrimos más traumas y el enemigo de nuestras almas, satanás, se manifiesta sin que lo veamos. Pero la maldad es parte de su influencia, y al no estar nosotros conscientes de este enemigo, y estar más bien faltos de sabiduría y discernimiento, el mal se aprovecha y aumenta el sufrimiento en nuestra vida.
Sin embargo, si con certeza comprendiéramos quién nos formó en el vientre de nuestra madre, y creyéramos de verdad de que fue el mismo Creador del universo y Padre Celestial, como dijo el salmista: “Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno” (Salmo 139, 13); y que Jesús vino a mostrarnos su amor y misericordia, veríamos las cosas de otra manera. Jesús manifestaba su cercanía a su Padre para enseñarnos que así debemos vivir, sabiendo que hay un Padre que nos quiere proteger para que vivamos una vida mejor.
Cada persona de nuestra familia ha tenido un impacto en nuestro desarrollo. Nuestro padre y madre, la familia más cercana, esa fue nuestra primera escuela, y de allí surge quiénes somos y cómo vivimos la vida.
Parte de mi testimonio es que no crecí con un papá, solo con mi mamá, sin hermanos a mi lado. La mayoría del tiempo fui cuidado por otras personas, ya que mi madre tenía que trabajar para proveer el alimento. Todo eso significó una vida de muchos retos y con mucha carencia de amor y de guía parental. Hasta que llegó a mí el entendimiento de que había un Dios Padre y un Salvador. Allí comenzó una nueva etapa de búsqueda para poder decidir, vivir la vida que Jesús nos propone. Jesús dijo: “Yo vine para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10, 10). Quien cree en Él vivirá una vida de excelencia, es decir, una vida abundante.
En la cultura de hoy, cuando se habla de lujos, inmediatamente se piensa en algo bonito, algo de valor. En latín es «luxus» y en griego es «hetera». Hay diferentes descripciones de esta palabra como: una condición de abundancia o gran facilidad y comodidad, de un alto nivel. Si aplicamos esta palabra de lujo a una vida espiritual, aquí entraría lo que Jesús nos dice sobre: ¡Una Vida Abundante!
Quien realmente vive el evangelio está viviendo una vida de lujo, aunque no necesariamente me refiera a la parte material, una casa de lujo, un auto de lujo, etc.
En la cultura de hoy, cuando se habla de lujos, inmediatamente se piensa en algo bonito, algo de valor. En latín es «luxus» y en griego es «hetera». Hay diferentes descripciones de esta palabra como: una condición de abundancia o gran facilidad y comodidad, de un alto nivel. Si aplicamos esta palabra de lujo a una vida espiritual, aquí entraría lo que Jesús nos dice sobre: ¡Una Vida Abundante!
Quien realmente vive el evangelio está viviendo una vida de lujo, aunque no necesariamente me refiera a la parte material, una casa de lujo, un auto de lujo, etc.
Hay personas que se dan una gran vida de lujo porque son millonarios y pueden comprar lo que les guste o atraiga para lucirse. Sin embargo, miles de ellos viven en una gran pobreza espiritual, tanto, que muchos sufren depresiones, y están atados a terribles adicciones. Aunque tengan todo lo material y vivan en el placer, por dentro están vacíos, y muchos acaban, triste y lamentablemente, quitándose la vida. La gente se pregunta: ¿cómo es posible que esa persona, teniendo todo lo material, ya no quiso vivir más?
Te invito a que vivas una vida de lujo, pero como te la ofrece Jesús, y aunque tengas sufrimientos, seguirás viviendo una vida lujosa porque Dios lo tiene todo, y con Jesús a tu lado, todo lo podrás lograr, hasta la vida eterna. Los santos vivieron una vida de lujo en términos espirituales, y tú y yo podemos vivir esta misma clase de vida.
‘Donde esté tu tesoro, allí está tu corazón’, ya lo dijo Jesús (cf. Mt 6,21). Si mi tesoro está en mi fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y sumando a esto el tesoro de la intercesión de nuestra Madre María, de San José y los demás santos que vivieron la vida abundante, ¡entonces sé que vivo una vida de lujo! Por lo tanto, atesoremos esta vida invirtiendo en: recibir la Eucaristía, allí está Jesús vivo; en la oración; en la lectura de la Sagrada Escritura; y en dar testimonio de nuestra experiencia en Cristo a través del servicio a nuestros hermanos en algún ministerio, con generosidad apoyando en tu parroquia u organizaciones que están haciendo un bien a la humanidad. Todo esto debemos hacerlo, pero muy especialmente, quienes viven una vida de gran pobreza espiritual, para salir de ahí y experimentar la vida de riqueza y abundancia en Cristo.
Para conseguir la vida de lujo de la que te acabo de hablar, hay una experiencia que te recomiendo vivir. Para ti, mujer, hombre, joven, está la oportunidad de un encuentro con el amor de Dios Padre a través de su Hijo: consagrándote a Jesucristo a través del Proyecto Yo Soy el 73. Súmate y no dudes en comunicarte al (818)745-4398 en EE.UU. y en México al +52 33-1487-6681 o escríbenos al correo electrónico info@soy73.com para que uno de nuestros colaboradores te ayude con tu registro y a iniciar este recorrido hacia una vida nueva en Dios.
En la parte de abajo de esta carta encontrarás un código QR que podrás escanear con tu celular para ir directo al formulario de registro. Además, quiero felicitar a quienes se están preparando para su consagración y culminarán su experiencia el próximo 27 de julio. Les animo a que perseveren, porque sé que la vida de lujo que tanto anhelan, ya comenzó para ustedes. ¡Ánimo!
Doy gracias a todos por su contribución y apoyo tanto económico como espiritual, que hace posible seguir llevando la Buena Noticia a través de los medios y eventos que transforman vidas. Tu semilla mensual es transformada por el Señor en una auténtica semilla de amor. Yo pido por ti a nuestro amado Jesús, para que el Padre Celestial te abrace con su amor y nuestra Señora, la Virgen del Carmen, te cubra con su manto y su protección. ¡Que así sea!
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