EN DONDE ESTÉ JESÚS PRESENTE, SE CONVIERTE EN UNA ZONA DE MILAGROS

 

Un día, Jesús le dijo a una mujer de nombre Marta: “Si crees, verás la gloria de Dios” (cf. Juan 11, 40). Su hermano Lázaro había muerto hacía ya cuatro días y, de camino al cementerio, ella no entendía aún el poder que tenía Jesús. A veces, nos cuesta creer que para Dios no hay nada imposible.

Tenemos la bendición de ser creyentes, pero lo más importante es cuando creemos que Jesús está vivo y sigue haciendo milagros hoy. Un día, Jesús dijo a sus seguidores: “Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy allí, en medio de ellos.” (Mateo 18, 20). 

Soy testigo y he tenido la dicha de ver y escuchar grandes milagros en nuestros eventos y en los METANOIA. Milagros de CONVERSIÓN, de SANACIÓN FÍSICA y MENTAL. Hombres liberados de las drogas, del alcohol, del adulterio. Mujeres que no han podido tener hijos por años, en un momento de oración, se dan estos milagros y grandes manifestaciones del Poder de Dios, porque allí somos más de dos o tres reunidos en nombre del Señor Jesús, y por eso vemos una y otra vez el cumplimiento de su promesa que nos hizo en Mateo 18, 20. 

En unos pocos días tendremos el Metanoia Los Ángeles, el 3 y 4 de agosto para ser más preciso; y estoy seguro, que una vez más, ¡veremos la gloria de Dios! Para mí, estas experiencias siempre me confirman en mi fe y entiendo que estos resultados son los frutos de la fe del pueblo. Cuando Jesús estaba con las multitudes, no todos eran sanados, pero los que iban a buscar a Jesús con fe, sí que lograban esa sanación que pidieron. Eso le pasó a una mujer que sufría de un flujo de sangre por 12 años cuando, mientras Jesús pasaba por allí, ella se logró meter en medio de la multitud y tocó el borde de su manto. Jesús exclamó: “Alguien me ha tocado”. Ella salió y dijo lo que había hecho, movida por su fe, y quedó sana. El secreto de todo esto está en lo que Jesús le dijo a ella: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz” (cf. Marcos 5, 21-43).

Si usted va a algún retiro o evento de Dios y va con FE, es seguro que no va a salir de ese evento como entró. Hay cinco elementos que sin duda suceden cuando Jesús está presente:

  1. BENDICIÓN: el buen deseo de nuestro Padre para cada uno de sus hijos.
  2. UNCIÓN: un derrame de su gracia divina por su presencia en el lugar.
  3. METANOIA: una transformación de vida, una conversión; esto es salvación.
  4. LIBERACIÓN: Jesús rompe las cadenas de nuestros pecados, adicciones, depresión, ansiedad y de suicidio.
  5. GOZO: experimentas la felicidad que solo Jesús, a través de su Santo Espíritu, puede darte.

 

Para mi representan las cinco llaves del Señor que te abren las puertas a una vida más plena y feliz, abundante en su gracia y misericordia. (cf. Juan 10,10) Es la vida que Jesús te ofrece y tú debes venir a su encuentro y tomar posesión de las promesas que también son para ti y los tuyos: tus hijos, tu esposo(a), tus padres, hermanos, amigos, seres queridos.

Cuando iniciamos un Metanoia, comienza con la presencia de Jesús sacramentado. Lo recibimos y lo invitamos a que tome control del evento y, desde ese momento, podemos ver cómo comienza a experimentarse su presencia, su unción y su bendición. Los milagros se van realizando desde el primer momento; para algunos ocurren en el primer día y para otros en el segundo día, pero incluso, aun cuando ya hemos regresado a casa, al pasar los días, si mantenemos la fe, y conservamos la gracia, el milagro se dará conforme a la voluntad de Dios.

Para los que ya hemos logrado tener un encuentro con el Señor, para los que ya le servimos, sabemos que un verdadero servidor es quien aprovecha los retiros y eventos eclesiales para llevar e invitar a amigos y familiares, traer almas para que el Señor las salve, especialmente si están fuera del camino de Dios. Allí es donde se puede ver si aplicamos el segundo mandamiento: amar a tu prójimo como a ti mismo, es decir, a tu prójimo. Al que está contigo.

Tengamos presente que, cuando una oportunidad como esta aparece en tu vida, es lo mejor que te puede pasar y debes abrirte al Señor que te dice: “No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío” (Isaías 43, 1).

 

Si creemos que Jesús está vivo, lo podemos experimentar en la Eucaristía también.

En solo unos pocos días viviremos la experiencia del Metanoia y desde ya le pido al Señor por usted, para que, si está a su alcance, aunque no sea nada fácil, venga y experimente la presencia de Jesús y sus milagros de salvación y sanación. Cuando la Virgen habló con el Arcángel San Gabriel, escuchó estas palabras: “Nada es imposible para Dios“, y es así como se declara como la esclava del Señor y da su ¡¡Sí!! (cf. Lucas 1, 37-38).

Ella creyó y pudo ver la gloria de Dios por su fe en las promesas de Dios.

Cuando recibas esta carta, espero que aún puedas asistir al evento Metanoia para que veas la gloria de Dios por medio de su Hijo Jesús. Siempre vienen personas de otros países porque ven en la televisión o escuchan por la radio y les nace el deseo de vivir su Metanoia con nosotros.

Pido por cada persona que recibe esta carta y le doy gracias por sus donaciones para que esta misión no se detenga, especialmente en estos días donde mucha gente se olvida de la importancia de salvar almas, “para que nadie se pierda y todos se salven” (cf. 2 Pedro 3, 9). 

Gracias, y que Dios Padre le multiplique al ciento por uno. Sus bendiciones están allí por su generosidad. ¡Su semilla seguirá dando mucho fruto!

Que Dios Padre le guarde y su Hijo le salve, y que Santa María le cubra y le envuelva en su Manto de Amor.

Su servidor,

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