El mensaje que en esta oportunidad comparto con todos ustedes, lo he escrito bajo la dirección del Espíritu y lleva un carácter de urgencia para toda la comunidad de nuestro apostolado y también para la sociedad. Espero que el contenido de este mensaje lleve esperanza a este mundo que vive en crisis de violencia e inseguridad: con lo cual estamos contaminados, sobre todo cuando quedamos asombrados por las noticias del día y nos sentimos impotentes ante la gravedad de los acontecimientos y llegamos a temer que muy pronto podría tocarnos el turno de padecerlo y algunos ya lo están viviendo tristemente. Es muy importante que no caigamos en la trampa del temor, pues corremos el riesgo de quedar paralizados. Por el contrario, ante la situación actual, es importante actuar como el salmista nos enseña al exclamar: “Al contemplar las montañas me pregunto: ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra.” (Salmo 121).

Hace unas pocas semanas, mientras dormía, tuve un sueño o mejor dicho una pesadilla. Yo casi nunca recuerdo los sueños y no acostumbro a tener pesadillas, pero en esta ocasión me sentí impresionado por lo ocurrido en el sueño: Soñé que iba caminando durante la noche, acompañado de varias personas, repentinamente aparecieron unos jóvenes, nos confrontaron y se llevaron a uno de los hombres que iba conmigo. Durante la confrontación, yo quise impedir que se llevaran a éste hombre, pero los jóvenes me amenazaron con rudeza. Ellos entraron a una casa de dos pisos, la cual tenía una fachada de taberna. A éste lugar entraban y salían muchos jóvenes y aunque yo traté de entrar varias veces, eso no fue posible. Estando afuera, yo alcanzaba a escuchar los golpes que le estaban propinando al pobre hombre que iba conmigo. Toqué a la puerta del lugar con mucha fuerza, al mismo tiempo que gritaba preguntando: ¿Qué le están haciendo a mi amigo? sentía en mi interior un gran dolor y angustia, al mismo tiempo que me sentía impotente ante la circunstancia. Repentinamente salió un joven a la puerta, me miró y me dijo: ¡Váyase! Y volvió a cerrar la puerta, mientras que yo me quede afuera sufriendo y preguntándome: ¿saldrá vivo o no? En eso estaba, cuando paso un hombre desconocido por la calle, me vio afuera de la casa y me pregunto: ¿Qué hace aquí?, le respondí: Unos jóvenes se llevaron a un amigo y lo tienen dentro de esta casa. El hombre desconocido, inclinando su rostro, me dijo: Lo más probable es que él no salga bien de allí. En eso me desperté, todavía angustiado y preocupado; ya despierto y viéndome en la cama, lo primero que hice, fue darle gracias a Dios que sólo era un sueño; Pero de inmediato se me vino un pensamiento que era casi una voz diciéndome: ¡Para ti fue un sueño, pero para miles de personas, no lo es! ¡Para ellos es una realidad! ¡Hay muchas madres, padres y hermanos que lloran por sus seres queridos que han desaparecido y que han sido asesinados!. Ese día me la pase meditando en todo ésto, le rogaba incesantemente a Dios por la paz en nuestros pueblos, al mismo tiempo que pensaba en todos los que están en medio de esta crisis, especialmente por las familias que lloran por sus seres queridos, víctimas de la violencia. Pero también pensaba en todos aquellos jóvenes que constantemente se pierden a consecuencia de las adicciones y las malas influencias que reciben por los caminos del mal que el mundo les ofrece.

Después de vivir esta experiencia tan fatal, he llegado a la conclusión de que Dios nos está pidiendo a todos los que creemos y tenemos fe en Él, hagamos algo pronto, con el fin de cambiar positivamente nuestra sociedad. Experimenté un sentimiento muy doloroso y frustrante. Sin embargo, he comprendido su interpretación, Dios me dice insistentemente: ¡Noel, sí hay muchas formas y maneras de hacer la diferencia en este mundo y eso se consigue llevando a Cristo a los corazones de tus semejantes! ¡Ahí está la respuesta para salvar a la humanidad! Recuerda que Jesús ha dicho: Yo soy la luz. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Y muchos de nosotros que hemos experimentado la vida en Cristo, sabemos que Jesús es la respuesta.

Por un momento de silencio en mi interior, llegó a mí la interrogante: ¿Pero cómo vamos a llevar a Cristo a tanta gente con necesidades, problemas y angustias? Una vez más percibí en mi corazón, que si el mismo Dios nos ha dado los medios de comunicación social: televisión, radio y medios cibernéticos, entonces deberíamos de ser más agresivos para entrar en cada hogar hispano y transmitir diariamente una programación renovada, que transforme el corazón de todos los que atiendan el llamado, pero principalmente de los jóvenes padres de familia que tienen hijos pequeños, para comenzar a trabajar con estas generaciones que en unos años estarán viviendo en un mundo de diversas opciones a su alcance. Creo que si sus padres son transformados, ellos serán jóvenes de bien, comprometidos en la lucha por tener un mundo mejor, y algunos de ellos quizás consagrados al servicio de Dios. Pero para obtener esos frutos abundantes, es necesario actuar de manera inmediata, sin perder tiempo. Tenemos los medios de comunicación y los vamos a poner en las manos de Dios, para que Él los utilice como instrumentos de salvación.

Recordemos que cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, Él inmediatamente les dijo: “Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo….” (Mateo 6, 9-13). Aquí me detengo porque todos la conocemos de memoria, pero en esta bella oración se encierra el secreto de la vida. VENGA TU REINO: En un reinado hay un rey y ese rey gobierna con sus leyes. Jesús nos habla del reino de Dios en donde Él reina. Su reino es de amor, perdón y misericordia. Su reino es perfecto pues nada falta, y además todo está en control y marcha en orden.

Jesucristo les enseñó a sus discípulos no solamente una oración para repetir incesantemente, sino que les hizo una revelación de vida y de vida eterna. En ella reconocemos a Dios como Creador y Padre. En la oración del Credo lo decimos también cuando iniciamos diciendo: “Creo en un solo Dios…”

Cada vez que decimos: “Venga tu reino”, estamos dándole una misión a nuestra vida, la cual consiste en establecer el reino del Señor en nuestra vida. Si cada ser humano reconoce a Dios como su Señor y se compromete a establecer su reino en la vida, no queda otra alternativa más que hacer todo lo que Dios es: Amor, compasión, perdón, misericordia, generosidad, bondad, paciencia, etc.

Su Santidad, el Papa Francisco, nos dice en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, (La Alegría del Evangelio), que evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios, de tal manera que su reino se establece en nuestras vidas y se aloja en lo profundo de nuestro corazón y nos impulsa a impactar al mundo convulsionado que vive en una guerra constante y cambiarlo por un mundo de paz y concordia.

Considero mis queridos amigos, que ha llegado el momento en que como buenos cristianos e hijos de Dios, no podemos quedarnos paralizados y con los brazos cruzados, sino que debemos unirnos por el amor del Señor y juntos tomar la firme decisión de convertirnos en canales de transformación y de bendición, con el fin de alcanzar un mundo nuevo. Espero contar con cada uno de ustedes y que voluntariamente acepten el compromiso de hacer obra para establecer el Reino de Dios en su comunidad.

Dentro de mi plan de acción al respecto, es mi deseo contratar personas como agentes de evangelización en México, Centro América y Sudamérica, con la misión de entrar a todos los hogares por todos los medios posibles. Como iglesia, tenemos la gran oportunidad de aprovechar que los padres llevan a sus pequeños hijos para ser bautizados, confirmados y hacer su primera comunión. Necesitamos desarrollar y ejecutar programas de evangelización muy efectivos en todos los niveles y preparar muy bien a quienes los imparten. Si logramos hacer que nuestra iglesia florezca, entonces alcanzaremos establecer una iglesia, como dice el Papa Francisco: “de salida” y ésto es hacer lío. El Papa Francisco durante la Jornada de la Juventud, llevada a cabo en Rio de Janeiro, dijo con sus propias palabras: “Quiero lío, quiero que la Iglesia salga a la calle.” Entonces, necesitamos ir a las periferias de todas las ciudades y pueblos. Si nos unimos y trabajamos juntos como hermanos, impactaremos para bien nuestra sociedad. Yo así lo creo.

La verdad es que este sueño o pesadilla me ha sacado mucho celo desde lo más profundo y me impulsa a ser más agresivo en el trabajo evangelizador y es por eso que ahora me atrevo a pedirles la fidelidad de su ayuda, con el fin de obtener más recursos para trabajar aun más a favor del Reino de Dios. He tomado la decisión de hacer mi parte y no quedarme solo lamentando lo que está sucediendo en el mundo. Mi firme decisión consiste en hacer mucho más de lo que hemos venido haciendo como apostolado, aunque ello represente más trabajo, pero no deseo esperar, porque mientras lamentamos y pensamos, el enemigo sigue creciendo en su maldad. El maligno no duerme haciendo su causa y a cada instante nos gana terreno.

Estamos viviendo la mitad del año 2015 y es por ello que a partir de hoy comenzaremos una campaña para recaudar los recursos y fondos necesarios para lograr la meta de entrar en cada hogar del territorio americano y de habla hispana.

Son miles de personas que reciben esta carta mensual, a las cuales se agregan otros miles que tienen oportunidad de leerla por medio del internet y son menos de la mitad las personas que se comprometen a ofrecernos su ayuda a través de su semilla de amor, que es su ofrenda, y doy mil gracias al Señor por quienes así lo hacen, porque gracias a cada uno de ustedes es que seguimos en pie de lucha en la tarea evangelizadora. Pero por fe, le ruego a Dios porque nos ayude a lograr hacer un cambio y que con su amor, logre motivar a aquellos que todavía no lo hacen, para que sientan el deseo de ser parte de su cuerpo y lo hagan a partir de hoy.

Si tú eres uno de aquellos que por primera vez te vas a unir a esta campaña agresiva de evangelización, que Dios te bendiga abundantemente. Si antes nos ayudaste y dejaste de colaborar debido a las circunstancias, Dios y nosotros te volvemos a invitar para que lo hagas de nuevo, pues te necesitamos. Si eres una persona que lo hace cada mes, por favor te pedimos que no dejes de hacerlo, yo continuaré pidiéndole a Dios que nunca te falten los recursos y que te abunden las bendiciones para que cuando te sobre, puedas dar más, sabiendo que Dios devuelve con abundancia. No dejen de tener presente, que todo aquel que siembra mucho, cosecha mucho, pues Dios es abundantemente generoso.

Son dos cosas concretas que me atrevo a pedirles en esta oportunidad, las cuales salen de lo más profundo de mi corazón y que han sido meditadas con el favor de nuestro Señor y de su Santo Espíritu y las cuales nos ayudarán a ser parte de la solución en esta sociedad tan dolida y afectada por el mal:

1. Necesitamos de sus oraciones. Por favor, sean generosos y ayúdennos a orar por nuestro apostolado y su trabajo evangélico. Recuerden que la oración tiene poder, principalmente si el cuerpo del Señor esta unido en su petición e intención.

2. Necesitamos de su ofrenda mensual. Por favor, despierten su generosidad y bondad, contribuyan con una semilla de amor, ofreciéndole al Señor 30 dólares mensuales. Gracias a Dios, hay muchas personas que nos ayudan con dos, tres y más semillas y sé que no todos pueden hacerlo, pero quizás algunos bien podrían. Escuchen y atiendan la voz de Dios en el interior de su ser y obedezcan con docilidad.

Adjunto les enviamos las diferentes formas y alternativas de dar su semilla. Personalmente lo hago por medio de mi tarjeta de crédito, pues así no se me olvida y cada mes cumplo con mi ofrenda. Es muy fácil y seguro.

Agradezco a todos ustedes por el favor de su atención al presente mensaje y no dudo de su bondad y generosidad, pues cuando Dios llega a nuestro corazón se vencen todos los miedos y temores; se actúa con libertad, seguridad y fe, reconociendo que el Señor está siempre con nosotros.

Aprovecho para desear a todos los padres de familia un feliz Día del Padre, pues gracias a su esfuerzo y responsabilidad todos los miembros de la familia han recibido la bendición de su presencia. Que Dios, nuestro Padre, los bendiga y les conceda el favor de su Santo Espíritu para renovar constantemente su fe y su fortaleza en los momentos de cansancio y agotamiento físico y espiritual. Apreciados padres de familia, reciban de mi parte un fraternal abrazo de felicitación.


 

Atentamente en el amor y la paz de Jesucristo y de Santa María de Guadalupe, quedo como su amigo y humilde servidor.
 

Noel Díaz

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