Ahora que se acerca la fecha en que normalmente se celebra el día del amor y la amistad, me doy cuenta cómo es que el tiempo pasa tan de prisa en nuestra vida. Hace apenas unas semanas celebrábamos la Navidad y el Año Nuevo, y hoy estamos ya dando la bienvenida al segundo mes del año. La vida se consume rápidamente y muchas veces sin darnos cuenta.
Si observamos bien, nuestras vidas son parecidas a una película: hay amor, odio, tragedia, muerte, felicidad y momentos sublimes. Hemos vivido experiencias que nos han marcado, que han dejado huella; a veces heridas profundas, sin embargo, también momentos en que sentimos tocar el cielo de dicha y felicidad, experimentamos algo que nos hace creer que la vida es bella a pesar de sus dificultades, sus problemas y malos momentos.
Hace algunos días recibí un mensaje de un joven nicaragüense de nombre Jamil. Él me compartía que, en su país, había rumores que yo iba a visitar Nicaragua, y deseaba saber si aquella noticia era cierta. Lo que me llamó la atención de este muchacho, fue que en una parte de su mensaje, decía: “yo soy un joven que admira su causa”.
Esto me hizo meditar en cómo los líderes: civiles, militares, espirituales, etc., siempre luchan y defienden una causa, una razón, un ideal. Esta lucha los ha llevado a algunos incluso a exponer su propia vida, pues consideran que vale la pena hacerlo así, principalmente si lo que se pretende es beneficiar al prójimo, a los demás.
Entonces, si nos detuviéramos a hablar de la filmación de la película de tu vida, ¿podrías identificar en qué momentos reales te encuentras? o ¿cuándo te has sentido pleno, feliz, con una causa qué defender, que sientes tocar el cielo? ¿o crees estar bajo una sombra oscura que te impide ver claramente?
Quiero decirte que tu vida, en el día de hoy, debería de ser una expresión del amor de Dios, solo porque Él así lo quiere. Jesús vino a este mundo a luchar por una buena y amorosa causa: mostrar el camino de la salvación eterna, por el amor que Dios nos tiene y nos ha tenido siempre. Por esa noble y humanitaria causa, Jesús fue crucificado por sus enemigos quienes se opusieron a Él y a su obra. Ellos creyeron que lo habían derrotado, sin embargo, Dios sabe valerse de aparentes derrotas para poder mostrar su poder. Jesús murió para después mostrar que su causa no estaba limitada a su muerte, ya que había advertido antes: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”. (Jn 11, 25-26). El Señor venció la muerte y su causa continua hasta el día. Nos la ha heredado para que nunca termine.
Todos tenemos una misión
Si alguien te preguntara cuál es tu proyecto de vida, o por qué causa luchas ¿Cuál sería tu respuesta? Yo considero que todos hemos sido llamados a vivir por una buena causa, que es la misma de Cristo Jesús. Recordemos con respeto como fue que los valientes Cristeros defendieron su fe dando su vida por esa causa, muchos murieron por creer y proclamar: ¡Viva Cristo Rey!
La película de nuestra vida seguirá desarrollándose, pero ahora tú puedes dejar que sea Jesús el director de la misma. Tú eres el protagonista y puedes comenzar a defender y luchar una causa e ideal de vida. San Agustín decía esta frase “Ama y haz lo que quieras”. Hoy es el tiempo de vivir para Dios, para tu familia, para servir a los demás. Sé capaz de amar y dar lo mejor de ti. Al vivir así, encontrarás una vida con propósito, libre de remordimientos y culpabilidad. Tenemos que darle sentido y objeto a nuestra vida y nadie mejor que Jesucristo para hacerlo.
Leyendo, me encontré con unos pensamientos que considero van de acuerdo con lo que les estoy planteando:
“Vivir es empezar el día con un canto nuevo, silbando alegrías o tristezas, pero siempre con la esperanza de ser feliz. Los afortunados no necesariamente siempre hallan éxitos en su camino, solo saben ver lo mejor y positivo de lo que se les presenta a cada paso. El más espléndido futuro va a depender siempre de tu presente, vive con esperanza y alegría cada día y confiando plenamente en Dios.
Las puertas de la felicidad se abren y se cierran, pero siempre se vuelven a abrir, somos nosotros que seguimos mirando hacia las puertas cerradas y no le damos importancia a las nuevas que nos dan paso. Recuerda que Dios es camino, verdad y vida.
Que cada día al despertar sientas la alegría para poder levantarte y seguir tu camino.
Que cada día puedas sorprenderte con lo bello y positivo que la vida pueda brindarte a cada instante.
Que cada día tenga una razón para vivir y sentirte vivo.
El día que dejes de tener esperanza de un futuro mejor…entonces habrás empezado a envejecer y morir lentamente.
He aceptado la causa de Cristo.
Personalmente y desde hace más de 34 años, he aceptado la invitación de Cristo y soy un fiel integrante de su iglesia; por ello he aceptado luchar por su causa en este Apostolado de El Sembrador, que sé es también causa. Juntos, como familia, seguiremos buscando las almas perdidas de su rebaño.
Muchos de ustedes han permanecido fieles a esta obra de evangelización, y les agradezco por permanecer unidos con esta gran familia para continuar llevando la Buena Nueva hasta los confines de la tierra.
A todas aquellas personas que se encuentran en Centros de Readaptación Social, les recuerdo que, desde ese lugar, pueden iniciar su plan o proyecto de vida, agregándose a la iglesia de Jesucristo y luchar por su causa, que puede ser también de ustedes. Dios nos ofrece su perdón y misericordia a través de su Hijo que es su extensión de amor en este mundo lleno de incertidumbres.
Recuerden, la juventud de hoy es el futuro del mañana, razón por la cual el darle sentido y objeto a la vida se hace más urgente, pues la grabación de la película continua, y qué mejor que ser buenos protagonistas para alcanzar un final feliz.
Gracias a todos ustedes que leen este mensaje, por sus oraciones y ofrendas de amor. Como han de imaginarse, en este año tendremos un gran reto para lograr cubrir tantos gastos que se ocasionan para llevar la Palabra de Dios tanto aquí en USA, como en México, Centroamérica y Sudamérica, así que les pido de corazón que si está en sus posibilidades, continuen y sigan apoyando esta maravillosa causa del Señor.
Quiero compartirles que, gracias a su generosa ayuda, El Sembrador pudo estar presente en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, el encuentro magno de miles de jóvenes con el Papa Francisco. Además llevamos acabo un Congreso de Jóvenes en Costa Rica, como antesala de este gran evento.
Por lo tanto, si usted aún no ha dado el paso para ser parte de este gran Apostolado y sembrado su semilla, le pido a Dios que hoy tome la decisión. Ruego a Dios que supla en abundancia sus necesidades y le multiplique cada ofrenda que da.
Que el Señor Jesús le muestre su rostro amoroso junto a Santa María de Guadalupe.